Son ocho los candidatos inscritos para las presidenciales del 19 de noviembre en Chile. Las encuestas (CEP, Adimark, Criteria) anticipan la victoria del derechista ex presidente Sebastián Piñera en la primera y segunda vuelta (17 de diciembre).
Los partidos de la convulsionada coalición gobernante, Nueva Mayoría, esperan desmentir las encuestas (Partido Radical Social Demócrata (PRSD), Partido Socialista (PS), Partido Por la Democracia (PPD), Partido Comunista (PC) y el Movimiento Al Socialismo (MAS)). Por esta razón, ruegan que en la segunda vuelta los votos de la demócrata cristiana Carolina Goic, de Beatriz Sánchez del Frente Amplio y de otros disidentes de centro e izquierda se vuelquen a su candidato Alejandro Guillier. Por lo pronto, la opción presidencial más popular es… la abstención.
La Abstención: “Invitado de Piedra”
La abstención es el invitado de piedra que puede falsear los vaticinios de las encuestas. Pero, según Eugenio Tironi, columnista del derechista diario El mercurio, la alta participación en las primarias de julio augura gran participación en noviembre, a favor de Piñera. Al contrario, Plaza pública-CADEM estima que apenas el 45% piensa ir a votar, CEP indica que solo el 40% está seguro de hacerlo. Un análisis del PNUD, apunta a causas profundas y propiamente chilenas.
Creemos que tras la abstención se perfila el desafío del rápido envejecimiento del sistema político de la mal llamada transición de la dictadura a la democracia, cuya condición necesaria y suficiente para la estabilidad era, precisamente, la falta de participación. (Ver aquí). Por consiguiente, los movimientos sociales tendrían dificultad en canalizar sus reivindicaciones en los partidos políticos existentes, que no tienen lazos orgánicos con la sociedad. Al mismo tiempo parecen incapaces aún de obligarlos o de formar nuevos partidos.
¿Ganará nuevamente la abstención, como en 2013? ¿Cómo se explica ese fenómeno? ¿Debe volverse al voto obligatorio? ¿En qué medida es un síntoma de la crisis del sistema político surgido de la transición?
El Desafío de la Abstención

Filas para votar en Calbuco para el plebiscito de 1988. ¡Otros tiempos!
Los datos del Servel recopilados en el documento del PNUD “Participación electoral: Chile en perspectiva comparada” describen el sistemático aumento de la abstención electoral desde diciembre de 1989, fecha del retorno de regímenes civiles en Chile. (Para facilitar la lectura, la Tabla está al final del artículo). En las presidenciales de 1989 participa el 87%; en las de 1993, participó el 82%; en las presidenciales de 1999, el 72%; en la de 2005, el 64%; en la de 2009, el 59%.
Indiscutiblemente, la tendencia decreciente de la participación electoral es un fenómeno nuevo. Antes del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, con inscripción y voto obligatorio (aunque sin verdaderas sanciones), la participación era comparable hasta 2001, de acuerdo a Patricio Navia.
Se atribuía el fenómeno a la transición incompleta del régimen militar al régimen civil, culpando la ley orgánica impuesta en 1988 por la dictadura de Pinochet. Esta estipulaba la inscripción voluntaria, pero irrenunciable y permanente y el voto obligatorio. Esa disposición contrastaba con la motivación política de los jóvenes. Ellos no estaban dispuestos a comprometerse a vida para votar, so pena de pagar multas de hasta 3 UTM.
Cada año aumentaba efectivamente la población que optaba por no ingresar al padrón electoral. En 2008, los excluidos eran 4,5 millones de electores potenciales, fundamentalmente jóvenes. También se responsabilizaba a los partidos políticos por no motivar la participación electoral de los jóvenes. Los partidos no incorporaban en la agenda pública los temas que les interesaban.
Inscripción Automática y Voto Voluntario
Lamentablemente, la democracia del consenso cristalizó, por relaciones de fuerza en la clase política, en una versión restrictiva de la democracia representativa. En marzo de 2009, Bachelet modificó la ley orgánica constitucional de 1988 de Pinochet (ley nº 18.556 Orgánica Constitucional Sobre Sistema de Inscripciones Electorales y Servicio Electoral). La nueva ley nº 20.337, permitía el voto voluntario. Finalmente, Piñera en enero de 2012 completó la reforma estableciendo la inscripción automática y el voto voluntario (ley nº 20.568).

Inscripción automático y voto voluntario Remedio equivocado contra la abstención?
Víctor Maldonado (Instituto Igualdad) lamenta que se favoreció la posición de los partidos de derecha y del PDC. El Think Tank derechista Libertad y Desarrollo argumentaba que se debía favorecer los derechos antes que el deber ciudadano: Son los partidos políticos quienes “deben lograr que las ganancias para los ciudadanos respecto al resultado electoral sean mayores que los costos de acudir a votar”.
Ese enfoque que no asegura una mayor participación electoral, si permitiría, una mayor calidad del sistema democrático. Álvaro Muñoz, agregaba que aumentar la incertidumbre y la competitividad en el mercado político, se sacaba del coma político a la democracia chilena.
Se desdeñó la otra versión, ligada a la tradición electoral chilena. En 2004, Samuel Valenzuela, advertía que la experiencia mundial mostraba que el voto obligatorio (como deber ciudadano), aseguraba la participación electoral (Mientras mayor la sanción, mayor es la participación). Manuel Hadjiconstantis, agregaba que el voto voluntario contribuiría a la desigualdad. Tienden a votar los electores con más recursos económicos y políticos, tienden a no votar los más pobres. Contribuía a la sobre representación de sectores conservadores y aumentaba la ruptura entre la sociedad y la clase política. Cristian Leporati argumentaba que la mayor exigencia de marketing político, favorece la presentación de los candidatos como productos de consumo
¿Remedio Equivocado Contra la Abstención?
Las elecciones presidenciales de 2013 confirmaron los temores. Ya en la primera vuelta la abstención había ganado con el 50,6%. En el balotaje la abstención fue de 59%. La más alta de una elección presidencial.

Las elecciones municipales de 2016 confirmaron la crisis de la democracia representativa chilena
Las elecciones municipales de 2016 confirmaron esa crisis de la democracia representativa chilena. Solo el 34% concurrió a las urnas. 10% menos que en 2012 cuando votó el 45%. La abstención alcanzó 71,32% en la 2ª región.
La tabla del PNUD muestra que el número absoluto de votantes siguió disminuyendo. Aunque la inscripción automática aumentó de ocho a trece millones el padrón electoral. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2009, votaron 7.264.135. En las de 2013 disminuyó a 6,699.011 votantes. ¡Más de medio millón menos! Lo mismo ocurrió para las elecciones al Congreso. En las elecciones municipales de 2016, fue peor: En 2008 votaron 6,959.012 por los alcaldes; en 2012 participaron sólo 5.790,916 (¡menos 800 mil!) y, en 2016, sólo se desplazaron para votar 4,926.297 (¡menos otros 800 mil!).
Se confirmó el temor de mayor abstención, de Patricio Navia y Belén del Pozo del Centro de Estudios Públicos de junio de 2012. No aumentó la participación electoral ni la calidad de la democracia como había advertido Juan Pablo Luna.
Es sorprendente la creciente abstención en un país con una tradición electoral, casi ininterrumpida desde el siglo XIX. Donde el fin de los largos 16 años y seis meses de la dictadura de Pinochet, fue decidido en las urnas, con la victoria del “NO” (octubre de 1988) con 90% de participación.
Seguido de una transición pactada, con una reforma de la Constitución de 1980. Plebiscitada también en las urnas el 30 de julio de 1989. ¿Fue un remedio equivocado?
¿Múltiples Causales?
Como los efectos de la inscripción automática y el voto voluntario fueron nulos deben buscarse otras soluciones.
Algunos atribuyeron el aumento de la abstención en las municipales de 2016 a la novedad de la inscripción automática y del voto voluntario. A ello se habrían agregado las dificultades creadas por la consignación de los cambios de domicilio en el registro electoral para 485 mil casos. Según la encuesta de Espacio Público, 11% de los electores se abstuvo por esa razón.
Tampoco influyeron los cambios legislativos sobre las campañas electorales, como la ley para el fortalecimiento y transparencia de la democracia (Ley número 20.900). ¿Podrán esas medidas disminuir la abstención para las elecciones de noviembre? Las encuestas no dejan mucho espacio para el optimismo.
Otros explicaron la continuidad de la tendencia al aumento de la la justificaron por aspectos coyunturales. En 2013, la débil candidatura de Evelyn Matthei y la segura victoria de la actual presidenta, Michelle Bachelet, explicaría el aumento de abstención a pesar de la inscripción automática y el voto voluntario.
Para las presidenciales de noviembre y la segunda vuelta del 17 de diciembre puede darse el mismo fenómeno. Esta vez, según la encuesta Adimark el 67% de los electores cree que el ex presidente Sebastián Piñera volverá a la Moneda. Mientras tanto, la division de Nueva Mayoría, expresada en dos candidatos (Guillier y Goic) causa confusión. La opción alternativa del Frente Amplio, se presenta como ni de izquierda ni de derecha y aparece enfrascada en polémicas de vieja política. Todo ello, podría nuevamente favorecer la apatía electoral.
Desprestigio de la Clase Política

La revelación de casos de corrupción contribuyó a la abstención
El problema es ciertamente más amplio que el voto voluntario. El analista democratacristiano Genaro Arriagada consideraba en 2011, que el sistema político estaba podrido.
La abstención está crecientemente ligada al desprestigio de la clase política. Una tendencia ligada a los numerosos casos de corrupción impune. Resultantes del financiamiento irregular de la política (CIPER). De la cercanía incestuosa entre el conjunto de la clase política y los negocios. Algunos militaron activamente por la abstención en las municipales de 2016.
La encuesta de Espacio público-Ipsos indica que 46% de los electores se abstuvo de votar por los casos de corrupción. El gobierno realizo esfuerzos con reformas para mejorar y modernizar la democracia incluyendo el fin del binominal (Ley de fortalecimiento de la democracia (20.900), Ley de partidos políticos (18.603), Ley de probidad en la función pública y prevención de conflictos de intereses (20.880). Pero las críticas abundan sobre el carácter insuficiente de esas medidas (Igor Roco Cristi; Eduardo Engel, Alejandro Guillier).
Sin embargo, la anunciada victoria de la candidatura presidencial de Sebastián Piñera, asociado frecuentement a la corrupción, no es la menor de las paradojas del sistema político chileno.
Otros creen que fue un error imponer el voto voluntario. En los hechos, el voto voluntario aparece dañino para la democracia representativa. El voto obligatorio sería más acorde con la tradición republicana en Chile, que inscribe el voto como un deber ciudadano. El derecho de elegir (de participar) tiene que transformarse en deber cívico.
¿Restablecer el Voto Obligatorio?
Resurge la crítica de la versión neoliberal de la democracia representativa, que ve el sistema político como un mercado de consumidores y no de ciudadanos. Da actualidad a la crítica de la paradoja del votante (el votante racional no tendría razón objetiva para votar). El argumento de la reciprocidad resuelve difícilmente ese viejo debate de la teoría liberal del rational choice (Anthony Downs) (elección racional) que aplicó los postulados económicos a la política.
Para hacer más complejo aún el fenómeno, el documento del PNUD, muestra que el aumento de la abstención es un fenómeno propiamente chileno. A diferencia de Chile, en el resto de América Latina la participación electoral alcanza cifras promedio del 70,1%. El análisis comparado ubica a Chile como el país de mayor abstención electoral en el mundo.
La via del voto obligatorio es eficaz. Otros países, con alta abstención electoral, como Colombia, ven en el voto obligatorio una posible solución contra esa deslegitimación de la democracia representativa liberal.
El senador Francisco Chaúan (RN) presentó en julio de 2015 un proyecto de reforma constitucional para reponer el voto obligatorio, criticando que se construyó una sociedad de derechos y no de deberes. Fue apoyado por senadores de Nueva Mayoría. Sin embargo, la reforma no prosperó hasta ahora. Las próximas elecciones serán las terceras con inscripción automática y voto voluntario.
Sin duda alguna, la abstención jugará un rol importante en las elecciones presidenciales. La persistencia y crecimiento de abstención en Chile es un síntoma de los problemas centrales del sistema político chileno. Calificado en algún momento de transición, ha durado 27 años. Claudia Heiss, plantea que no se debe confundir el síntoma con la enfermedad que afecta al sistema político chileno.
¿Un Revelador de Crisis?
La abstención está generalmente asociada a una crisis de legitimidad de la democracia representativa.
En Chile, ella se inscribiría en la ruptura entre sociedad y política. Esa ruptura desincentiva la participación política. Opera como en la cínica frase de Paul Valery: “La política es el arte de impedir que a gente se entrometa en lo que le atañe”.
Ella deja la política a cargo de la elite. ¿Pero hasta donde puede disociarse la clase política, sin que se manifieste la crisis? La corrupción, las promesas no cumplidas. ¿Explican ellas, como dice Arellano y Aylwin la desconexión entre sociedad y política?
Se trata más bien, como argumenta Juan Pablo Luna, que la crisis se explica por la fractura de los 90, entre la tecnocracia gobernante y la sociedad. Una gobernabilidad democrática restringida a elecciones y con reglas del pacto de la transición que desincentivan la participación.

El movimiento contra el lucro en la educación mostró que faltan canales políticos de expresion de la voluntad popular
Esa ruptura, llevaría a un reclamo contra todo el establishment, incluidos los partidos de izquierda que no son canales de participación ciudadana. Andrés Figueroa Cornejo afirma; “Los gobiernos civiles pos-dictadura han fundado sus administraciones en la inexistente participación de la población en las decisiones relevantes del país. He allí una de sus causas orgánicas. Incluso los partidos tradicionales chilenos, paulatinamente, se han transformado en ‘bolsas de trabajo’ y abandonado toda vida militante y formación política de sus adeptos con el fin de garantizar una nueva generación de cuadros políticos.”
Patricio Navia prefiere atribuir la abstención a las diferencias generacionales del siglo XXI. La explicación de la abstención está ligada a la nueva clase media conservadora, anómica. ¿Cuál es la importancia de la anomia, que algunos esgrimen como fuente de inmovilismo?
¿Transformaciones?
Chile en 2017, es completamente diferente de 1990 y lleno de nuevas contradicciones. Recuérdense las acotadas en el Informe sobre el desarrollo humano 2017 del PNUD. El sexto nudo de las desigualdades en Chile, muestra cómo conviven valores meritocráticos a partir de los cuales se estigmatiza a la población más vulnerable – “aquellos que no se esfuerzan”, y a su vez se critica el abuso de contactos y privilegios de las clases más altas. El alto valor del mérito y la importancia de las credenciales educativas en el progreso individual contrastan con la relativa menor importancia de un principio de solidaridad en el discurso público.
Es evidente que el consumismo adquirió droit de cité. Pero, implica ello que ¿Desapareció la solidaridad? Contradicción revelada por el sorprendente movimiento social No Más AFP. Ese movimiento reveló la ruptura entre sociedad y política y la actualización de nuevos valores de solidaridad.
Aunque los valores modernos de la mítica clase media, que no querría perder sus logros, aparecen asociados al neoliberalismo mundializado, ellos son crecientemente contradictorios con la instalación de nuevos valores modernos propios del siglo XXI. La emblemática lucha contra el lucro en la educación, pudo imponerse desde la calle, fuera de las elecciones. Y no ha perdido de su fuerza.

Sin canales políticos, el movimiento No más AFP se impuso desde las calles.
Por ejemplo, la creciente conciencia de la necesidad de proteger el medio ambiente contra el productivismo y el extractivismo. Esa percepción hizo que Bachelet, considerara políticamente rentable, rechazar el proyecto de minería Dominga. Una decisión impensable hace algunos años.
La introducción de temas valóricos anti conservadores, como la popularidad de la adopción del aborto en tres causales y el proyecto matrimonio igualitario, revelan esos cambios, a la rémora de concepciones que maduran en la sociedad.
¿Refundar el Sistema Político?
Los nuevos movimientos sociales son portadores de esas nuevas reivindicaciones que no tienen expresión en el sistema político. Ellos construyen puentes entre la sociedad y la política en el espacio público. Pero, esos movimientos tienen dificultades en su formalizacion propiamente política. Las criticas de Gabriel Salazar al Frente Amplio, son una advertencia pertinente.
En esa perspectiva, la abstención revela descalabro rápido del sistema político basado en el pacto de la transición de julio de 1989. Obliga a una necesaria redefinición del sistema político de democracia restringida construido sobre la exclusión de los movimientos sociales que lucharon contra Pinochet. Aunque fuera una consideración necesaria y suficiente para el funcionamiento estable de la democracia de los acuerdos. Ahora que ella se resquebrajó. ¿Qué la remplazará?
Bibliografía.
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Desde el Banco de Talca hasta las coimas de LAN: La lista negra de Sebastián Piñera. Abril Becerra |Martes 9 de agosto 2016. http://radio.uchile.cl/2016/08/09/desde-el-banco-de-talca-hasta-las-coimas-de-lan-la-lista-negra-de-sebastian-pinera/
Muy bueno tu commentario, sin embargo no soy partidario del vote obligatorio, seria un intento facil y simplista de tratar de resolver un problema mucho mas complejo. Ahi evidentemente los partidos fallaron. Por otro lado, restituir el voto obligatorio crearia aun mayor resentments contra la llamada clase politica.
Hoy, la única esperanza real de volver a encantar al pueblo, en relación a la política, es el trabajo que está realizando el FA, donde el pueblo analiza los problemas y posibles soluciones, la propuesta es que a nivel comunal, el pueblo tenga voz y que el parlamento actue según el pueblo decida, no que el parlamento imponga leyes que muchas veces perjudican al pueblo, osea el FA propone una nueva forma de gobernar.