
Multinacionales y corrupción. ¿Mal necesario?
Siguen en América Latina los escándalos de corrupción propiciados por la multinacional brasileña Odebrecht. El 8 de febrero, un tribunal peruano dictó 18 meses de prisión preventiva y emitió una orden de arresto internacional a través de Interpol contra el ex presidente Alejandro Toledo de Perú. Si se concretiza, sería el primer arresto de un ex presidente implicado directamente en el escándalo de sobornos de Odebrecht, la empresa la multinacional de la construcción basada en Brasil. Las prácticas de Odebrecht corrompieron funcionarios y políticos de gobiernos de diversos signos, llamando la atención sobre los efectos nefastos de la desregulada globalización neoliberal sobre la legitimidad de las democracias y la necesidad de control ciudadano y transparencia para erradicarlas.
Los sobornos (coimas) de funcionarios públicos y políticos de diez países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela) y, dos de África (Angola y Mozambique) fueron confirmadas por la empresa en diciembre pasado ante un tribunal de Brooklyn (Estados Unidos de América, EUA) para llegar a un arreglo y poder seguir operando luego del pago de millonarias multas por violación de la ley de prácticas corruptas en el extranjero (FCPA). Los escándalos de Odebrecht son la última y más extensa revelación de las acciones ilegales de las multinacionales con desastrosos efectos políticos en América latina y afectan gobiernos de todos los signos y consustanciales al globalización neoliberal.
Gran señor es Don Dinero

Ex presidentes peruanos Humala, García, Toledo
En Perú, el actual presidente, Pedro Pablo Kuczynski negó haber recibido coimas de Odebrecht mientras fue primer ministro de Alejandro Toledo de 2001 a 2006. De acuerdo a las revelaciones de Odebrecht a las autoridades estadounidenses, la multinacional pagó 29 millones a funcionarios peruanos entre 2005 y 2014; durante los gobiernos de Alejandro Toledo, de Alan García y de Ollanta Humala. De esa suma el ex presidente Toledo habría recibido coimas de 11 millones de dólares para adjudicar la carretera transoceánica a Odebrecht. Las manifestaciones ciudadanas contra la corrupción obligaron al gobierno municipal
de Lima a suspender el cobro de peaje de las autopistas construidas por Odebrecht por un mes. En Perú ya hay otros cuatro detenidos por corrupción, entre ellos Jorge Cuba Hidalgo, ex viceministro de comunicaciones del gobierno de Alan García. Jorge Cuba fue acusado de recibir coimas de 2 millones de dólares para adjudicar a Odebrecht con la construcción de la línea 1 del Metro de Lima.

Manifestaciones contra el peaje en Lima
Por su parte, el ex presidente Alejandro Toledo sigue prófugo. Habría estado en EUA y se rumoreaba que iba a Israel. Por lo pronto acusa la justicia peruana de linchamiento político por acusarle sin escucharle antes dejando de lado la presunción de inocencia. Sin embargo, el confeso representante de Odebrecht en Perú, Jorge Barata, acusó oficialmente a Toledo de haber recibido 20 millones de dólares en sobornos.
Aunque los sucesores de Toledo, los ex presidentes Alan García y Ollanta Humala también aparecen implicados por las revelaciones de Odebrecht en Brooklyn, no enfrentan órdenes de detención.
Las revelaciones de Odebrecht implican al ex presidente colombiano Álvaro Uribe de Colombia. En ese país también hay sospechas de donaciones para la campaña de Manuel Santos en 2014. Esta semana fueron arrestados por corrupción los hijos del ex presidente panameño Ricardo Martinelli. El uso político de las revelaciones aumenta su impacto político. Por un lado, que Odebrecht declaró en Nueva York que fueron coimas dadas al partido de los Trabajadores de Brasil los que costearon la campaña del ex presidente Mauricio Funes en El Salvador. Por otro lado, que la corrupción de funcionarios de Ecuador y Venezuela involucra esos gobiernos enemigos de Washington.
Todo Vale
Desde junio de 2015 en Brasil, comenzaron las confesiones de los 77 ejecutivos de Odebrecht y su filial Braskem, condenados a diversas penas de presidio para obtener una reducción de sus penas.

Marcelo Odebrecht. CEO de la Multinacional
Ello permitió, conocer el modo de operación de la multinacional
brasileña Odebrecht, una empresa que tenía una cifra de negocios de 40 mil millones de dólares en 2015. En el marco de la investigación sobre el sistema de corrupción tentacular de Petrobras en Brasil (operación Lava Jato), se conoció que Odebrecht era la empresa más importante del cartel de constructoras brasileñas que recurría al soborno de funcionarios y dirigentes políticos para beneficiar del mercado de subcontratación del estado brasileño. La empresa tenía un departamento denominado sector de operaciones estructuradas, bautizado por los investigadores como “departamento de sobornos”. Las nuevas revelaciones con firman la participación directa del actual presidente brasileño Michel Temer.
Las operaciones de la multinacional fuera de Brasil fueron confirmadas cuando en diciembre de 2016, Odebrecht reconoció ante la justicia estadounidense haber entregado, en más de una década, sobornos por 788 millones de dólares. Al reconocer sus faltas y para seguir operando, Odebrecht aceptó pagar multas a Suiza (200 millones) y Estados Unidos de América (EUA) 3,200 millones de dólares por violar la Ley de Prácticas Corruptas en el extranjero (FCPA). Además, para sanear su situación en otros países, la multinacional decidió pagar indemnizaciones de 59 millones de USD a Panamá y de 184 millones a República Dominicana, el doble de las coimas.

Sede de Odebrecht en Brasil
Las coimas de Odebrecht incluían donaciones a campaña a partidos políticos indiscriminadamente a cambio de aprobación de leyes de interés para el grupo o ventajas en licitaciones con empresas públicas, lo que le permitió la adjudicación de más de 100 lucrativos contratos públicos de construcción de puentes, autopistas y otras infraestructuras públicas en 10 países latinoamericanos. En Brasil Odebrecht invirtió 350 millones de dólares en coimas, el monto más importante. Los otros países son México (10,5 millones), Argentina (35 millones), Colombia (11 millones), Guatemala (18 millones), República Dominicana (92 millones), Perú (29 millones), Panamá (59 millones de dólares) , Ecuador (35,5 millones), Venezuela (98 millones). También se pagaron coimas millonarias en dos países africanos (Angola y Mozambique).
Una extensa red de corrupción neoliberal
Es un avance el encuentro de 15 países iberoamericanos para estudiar las prácticas y las ramificaciones de la corrupción de Odebrecht (Antigua y Barbuda, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Portugal, Perú, República Dominicana y Venezuela). Pero no es suficiente.

Manifestación en Panamá
Odebrecht es el ejemplo más pertinente sobre los efectos detestables de los apetitos y la lógica de ganancia a toda costa de la mundialización neoliberal. Como dice un autor, todo indica que la práctica del soborno por parte de Odebrecht era sistemática, sin preferencia ideológica alguna por un gobierno especifico y funcionando en sistemas políticos afectados por una corrupción crónica y capaz de infectar a cualquier administración presidencial. El dinero no tiene color.
También es el reflejo de la tendencia a la colusión en las democracias liberales entre empresas, funcionarios estatales y poder político en ausencia de políticas públicas que favorezcan la transparencia y la participación ciudadana en el uso de los fondos públicos.
Las reglas del juego opacas en la adjudicación de contratos llevan a la corrupción de individuos en países del norte y del sur. Lo prueba la colusión revelada por la Comisión Charbonneau en Quebec. También revelaciones en países latinoamericanos como en Chile.
Todo ello en un contexto internacional de desregulación financiera, que incluye los paraísos fiscales, de privatización de las actividades del Estado y subvenciones millonarias para atraer las empresas multinacionales y acuerdos de libre comercio que limitan la soberanía de los Estados.
Desgraciadamente, la corrupción de Odebrecht no es caso aislado. Las
multinacionales benefician de las fronteras que limitan las legislaciones de los estados Nacionales y funcionan en terreno desregulado. Es un avance que los Estados Nacionales castiguen los funcionarios y políticos corruptos. También es un avance que los gobiernos castiguen la multinacional que violan las reglas del juego como e n Perú donde la superintendencia Nacional de Aduanas y Administración tributaria decidió el 18 de febrero embargar 25 millones de dólares de la empresa Odebrecht además de otras siete empresas brasileñas implicadas en la trama de la corrupción. Los embargos totalizan 80 millones de dólares.

Protesta en República Dominicana
Pero, por su naturaleza internacional, se requiere, en espera de instrumentos de control de las actividades de las multinacionales, favorecer encuentros de intercambio de información y coordinación entre los ministerios públicos de países latinoamericanos, para trasladar al terreno práctico la defensa de la soberanía nacional y las reglas del buen vivir.
El caso Odebrecht evidencia una corrupción sistematizada e impune de las empresas multinacionales en América Latina. Corrupción de funcionarios y políticos también que requiere como única verdadera solución la ruptura de los lazos incestuosos entre el poder político y empresarial gracias a un mayor control ciudadano de la economía y la política, algo que por el momento aparece como una utopía. Los partidos políticos y movimientos sociales deben dar prioridad a la denuncia de la corrupción, porque ella siembra la desconfianza en la acción colectiva y desincentiva la acción política. Por su carácter polisémico favorece el surgimiento de figuras mesiánicas y de ultraderecha dictatoriales. Una tarea urgente si recuerda que hay muchos Odebrecht en acción en América Latina y el mundo.