TRUMP 2: ¡Dime con quién andas!

El primer aspecto esencial a despejar es que el gobierno de Trump, es el de la elite oligárquica estadounidense Aunque se le trate de presentarse como contrario a la élite política que gobierna Estados Unidos la composición de su gabinete, con banqueros y millonario indica que gobernarán para los más ricos. El gabinete de Donald Trump refleja la corriente más conservadora del partido republicano. También la composición del gabinete con ex generales revela el intento de restablecer unilateralmente el poderío estadounidense en un mundo cada vez más multipolar. La composición del gabinete casi exclusivamente de hombres blancos, wasp  revela una agenda de conservadurismo social con ribetes misóginos. ¡Welcome a los años Reagan fórmula del siglo XXI!

Lo más aparente de su programa de gobierno, la más polémica de sus promesas es de terminar la construcción del muro iniciada por Bill Clinton con México, para impedir la llegada de las hordas de inmigrantes latinoamericano. Una estrategia basada en el temor del otro que se completa con la promesa de expulsar los inmigrantes ilegales y cerrarle las puertas a los inmigrantes de países islámicos. Una cuestión que se acompaña de toda una agenda de conservadurismo social basada en sus declaraciones misóginas y racistas cuyos contornos son difusos.

A pesar de lo que se diga, el programa económico interno e internacional de Donald Trump es previsible: se inscriba en la defensa y promoción de los intereses de la oligarquía estadounidense. El ejemplo más claro de ello, según los observadores fue que la bolsa estadounidense ha tenido el mejor desempeño en varios años, confiada de que Trump mejorará las condiciones de negocios en Estados Unidos.

Entre otros, Fortune, anuncia que Trump va a eliminar la reforma del sistema de salud Obamacare para mostrar simbólicamente que esta contra el intervencionismo estatal hasta en el sector de la salud.

Eliminará las tímidas regulaciones del sector financiero establecidas por el gobierno de Barack Obama para evitar la repetición de la crisis especulativa de 2008, (el Consumer Financial Protection Bureau) terminando la guerra de Washington contra Wall Street, según los conservadores. 

Por si alguien dudara de la agenda neoliberal de Trump, el promete reducir el impuesto de las corporaciones a 15%. Una bandera que algunos esperan que no pueda conseguir porque aumentará aún más las desigualdades actuales en Estados Unidos.

No debe olvidarse que plantea medidas de otra época, como el plan de crear empleos con la construcción de infraestructuras por trillones de dólares, que beneficiará el sector privado. Su propuesta de los primeros 100 días es favorecer inmediatamente las industrias tradicionales de producción de acero, de automóviles, de petróleo y la criticada tecnología de producción de carbón limpio. Una estrategia que hace oídas sordas del nuevo escenario creado por la amenaza del cambio climático.  La estrategia económica tradicional propuesta se inscribe en la opinión de los escépticos del cambio climático, entre los que se cuenta el ministro de la energía. Trump promete retirar Estados Unidos del Acuerdo de Paris adoptado en diciembre de 2014 y que ya entró en vigor en diciembre de 2016.

La presidencia Trump, ve el mundo como una extensión de los intereses de Estados Unidos: retorna a la concepción imperial estadounidense. El encargado de la política exterior es Rex W. Tillerson, un magnate del petróleo y tiene por mandato fortalecer unilateralmente los intereses de Estados Unidos en el mundo. No se trata de romper con la globalización neoliberal, se trata de ponerla al servicio de los intereses estadounidenses. Promete que el 20 de enero repudiará el acuerdo transpacífico (TPP), no porque sus medidas sirven las transnacionales, sino porque no favorece los intereses económicos estadounidenses al favorecer la deslocalización de empresas y hacer perder impuestos (que el mismo se vanagloria de no haber pagado). Se propone revisar el acuerdo de libre de comercio de América del Norte, que califica como el peor que haya firmado Estados Unidos. Pero esa política proteccionista no significa terminar con el libre comercio. Se trata de favorecer el libre comercio que beneficie a Estados Unidos. Por ello propone la estrategia de acuerdos bilaterales que favorezcan principalmente la economía estadounidense.

La llegada a la presidencia del republicano Donald Trump, es una evidente ruptura con la globalización neoliberal, en la que nadie cree, empezando por Christine Lagarde del Fondo Monetario Internacional.

Puede tener éxito a corto plazo, como es el interés de las empresas transnacionales. Ford reaccionó positivamente a la amenaza de cobrarle impuestos si trasladaba la construcción de un nuevo modelo a México, esgrimida por Trump. Pero, está claro que las compañías exigirán apoyo especial. Además muchos analistas estiman que los mayores efectos negativos no provienen tanto la deslocalización de la producción sino que los altos niveles de automatización, provocados por la lógica neoliberal de reducción constante de costos de mano de obra. El ejemplo más alucinante es el de querer eliminar a mediano plazo todos los salarios de los choferes mediante los vehículos autónomos.

El partido demócrata y los detractores internos de Donald Trump, esperan que el equilibrio de poderes  tradicional de check and balances tanto con el congreso como con el sistema judicial y los diferentes niveles de gobierno puedan limitar la capacidad ejecutiva y el margen de maniobra de la presidencia.

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