Siria: Reflexiones sobre Alepo

La caída o liberación de Alepo (según el campo) en manos del gobierno Sirio, de las milicias de Hesbolla y otras favorables a Bachar El Assad, marcan un giro en la guerra civil en Siria. Un conflicto en el que las fuerzas internacionales son parte del problema, como de las soluciones y que ha marcado la política internacional en 2016. Una situación que permite reflexionar sobre el impacto de esa convulsionada zona en la política internacional que como lo muestra el último atentado en Berlín afecta occidente y hasta en Montreal, donde también se erigieron barreras en los lugares festivos de navidad en prevención de un posible ataque de imitadores partidarios del DAESH (el llamado grupo Estado islámico).

Hay consenso en que no es simple comprender la actual guerra en Siria y que pese a la caída de Alepo y la evidente victoria del gobierno de Bachar El Assad, el conflicto seguirá presente en 2017.

Siria: un conflicto complejo

Como se recordará el surgimiento de la actual guerra civil en Siria se inició con los levantamientos populares por mayor democracia inspirados de la llamada primavera árabe iniciada en Túnez el 17 de diciembre de 2010 con la inmolación por el fuego del vendedor ambulante Mohamed Bouazizi, frente a la gobernación de Sidi Bouzid.

En Túnez el levantamiento llevó al derrocamiento del dictador Zine el Abidine Ben Alí.

En Egipto la movilización social llevó a la caída de Hosni Moubarak.

En Libia, la caída de Mouammar Khadafi, se debió al apoyo con los bombardeos de la OTAN, con las consecuencias de crear un estado fallido que dura hasta hoy.

En Siria, la oposición social al régimen autoritario de Bachat el Assad, fue reemplazada por fuerzas que operaron militarmente para buscar la caída del gobierno.

La mal llamada comunidad internacional intentó primero conseguir una derrota rápida de Assad apoyando la Coalición Nacional Siria, formada principalmente de sus aliados en el exilio; pero luego fue retirándose al aumentar el predominio de los grupos armados islamistas radicales apoyados por Arabia Saudita y Qatar.

Se dieron todas las características de una posible repetición de lo ocurrido en Afganistán con el desarrollo de los Talibanes gracias al apoyo de Estados Unidos contra la Unión soviética de entonces.

O, en el mejor de los casos para una repetición de lo ocurrido en Irak donde, la invasión contra Saddam Hussein con la falsa excusa de las armas de destrucción masiva, llevó a la agudización de conflictos religiosos. El desarme del ejército, llevó ulteriormente a la unión de los soldados sunitas del partido del derrocado Hussein  con Al Qaeda para formar DAESH, más conocido como el Grupo Estado Islámico en Siria y el Levante. 

El carácter radical y las atrocidades cometidas por los oponentes al gobierno Sirio en la que las fuerzas moderadas bajo control de la Casa Blanca perdieron la iniciativa, resultaron en la famosa renuncia de Washington a aplicar su amenaza de intervención directa en Siria, extendiendo la guerra a un nuevo frente.

Con ello, la distinción entre la buena oposición a Hussein, la de la CNS y el Alto Comité de Negociaciones (ACN) y la AL NOSRA y DAESH no funcionaba. Ello permitió el fortalecimiento geopolítico de la Rusia neoliberal de Vladimir Putin.

Siria: dimensiones internacionales

Creemos que el conflicto Sirio debe leerse también en el contexto más amplio de la región, El se inscribe en un contexto regional de los más complejos, oscurecido por estrategias contradictorias y a corto plazo de parte de los gobiernos occidentales como Estados Unidos y de Europa autoproclamados como comunidad internacional. Presencia también de intereses geopolíticos de Rusia e Irán por un lado y de poderes regionales como Arabia Saudita o Qatar por otro lado, sin olvidar la Turquía de Erdogan, más interesada en destruir los independentistas Kurdos que DAESH. Un conflicto inserto en las catastróficas consecuencias de las intervenciones de occidente, las ultimas de las cuales, las guerras de los presidentes Bush padre e hijo.

La complejidad inicial viene de la herencia colonial del reparto del imperio Otomano después de la primera y completado después de la segunda guerra mundial.

Si hoy el gobierno Sirio aparece con menor legitimidad es que es gobernando por una minoría étnica alauita sobre la cual se apoyaron los imperialistas franceses después de la primera guerra mundial y dejaron en lugar después de la segunda guerra mundial para gobernar sobre la mayoría suní. Es lo mismo que ocurre en el conjunto de los países de la región. El ejemplo más evidente es el de Arabia Saudita, sede del wahabismo reconocida como la forma más arcaica del Islam; guardián de los lugares santos del islam y financista de todas las formas de extremismo radical islámico y que sin embargo sigue siendo un aliado fundamental de occidente. Un aliado con objetivos de imperialismo regional.

La intervención de los poderes externos transformó una revuelta principalmente con objetivos democráticos en una revuelta de connotaciones religiosas A ello se agregó la influencia creciente de los Hermanos Musulmanes egipcios lo que lleva a la ruptura con Turquía. La radicalización religiosa y militar del conflicto se plasmó en la emergencia de los poderosos grupos Al NOSTRA  y DAESH.  

A esta complejidad se agrega la situación de los kurdos, país sumergido y desconocido por las fuerzas coloniales que lo partieron entre Irak, Siria y Turquía. El uso por Estados Unidos de los peshmergas kurdos en la ofensiva contra DAESH en Iraq, enajenó el apoyo del presidente Erdogan de Turquía que dejó espacios libres a DAESH para la venta de petróleo.

Pese al relativo silencio de Israel, que beneficia de la división de sus enemigos, la tolerancia dada a DAESH por razones geopolíticas es evidente. El bloqueo del conflicto israelí-palestino y la falta de concreción de la paz a través del propuesto reconocimiento de dos estados llevan a la radicalización islámica en el campo palestino.

Siria: Impacto de la caída de Alepo

Para algunos, la caída de Alepo es la derrota de occidente en el Medio Oriente y también el fin de un tipo de diplomacia basada en el desprecio de los poderes locales. Se trata del retorno de los intereses geopolíticos rusos en la región y del rol de Irán como potencia regional. En todos los casos una pérdida de poderío geopolítico de Estados Unidos y Europa.

Paradojalmente, es Europa y Estados Unidos quienes son vistos como los principales enemigos por los islamistas radicalizados. Un autor plantea que se vive por las capitales occidentales el duro aprendizaje de la impotencia. Debió elegir entre la restauración de Rusia y vacío político como el de Libia, gracias al cual se introduce el temido radicalismo islámico. A nivel mundial, la caída de Alepo recuerda el retiro de Europa y Estados Unidos del Magreb y el Machreck. Se espera, no sin razón, que Trump seguirá cometiendo los mismos errores. Para otros, DAESH ganó porque benefició de la concentración de fuerzas sirias y rusas en Alepo para retomar Palmira. A seguir…

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