
Primer ministro de Canadá, Justin Trudeau
El miércoles 14 de diciembre el parlamento canadiense suspendió sus sesiones por el largo feriado de fiestas de fin de año. Según las encuestas, el gobierno mayoritario de Justin Trudeau sigue su luna de miel con el electorado. Él ha gozado por sus medidas, de la comparación con el impopular gobierno conservador anterior de Stephen Harper, incluidas las relaciones con las primeras naciones de Canadá. Beneficia de que todos los partidos de oposición están en proceso de definición de su liderazgo: desde los conservadores hasta el bloque quebequense, pasando por el NPD. La controvertida autorización de dos oleoductos no afectó su popularidad pese a que es contradictoria con el plan canadiense de combate al cambio climático. El año termina con nubes borrascosas por denuncias de acceso privilegiado a grandes empresarios en actividades de financiamiento del Partido Liberal: viejos reflejos. Surgen también conflictos con las provincias sobre transferencias en salud; el complejo debate sobre la legalización de la mariguana prevista en 2017.
Balances positivos
La sesión parlamentaria fue muy activa. Los liberales eliminaron varias medidas heredadas de los conservadores: entre ellas eliminar la obligación para los jueces de imponer multas recargadas hasta quienes no tuviesen dinero; eliminación de obstáculos para la instalación de lugares de inyección supervisada para toxicómanos. Presentaron un proyecto de ley que elimina disposiciones discriminatorias del código criminal contra jóvenes homosexuales. A ello se agrega la reforma de la ley electoral que elimina los cambios introducidos por los conservadores. A ello puede agregarse un nuevo sistema de selección de los jueces a la corte suprema y la prohibición total del uso del amianto en 2018.
Incertidumbres sobre el rol de Canadá en el mundo
En política internacional se apreció efectivamente un cambio en la política canadiense, tanto en cuanto al combate contra el cambio climático como en un retorno a posiciones canadienses propias en política internacional, en Asia, África y América latina. Una moderación del rol militar de Canadá en Siria, Iraq o Afganistán.

Presidente electo de EE.UU., Donald Trump
Se entra en un periodo de incertidumbre en política internacional canadienses por la llegada en enero de 2017 del nuevo presidente estadounidense Donald Trump. Canadá deberá adoptar una política más independiente frente a un gobierno estadounidense que desea cambiar fortalecer los intereses estadounidenses en el mundo. En materia de tratados como frente a una renegociación del Acuerdo de libre comercio de América del Norte. Frente al rechazo del Acuerdo Transpacífico que ya fue firmado por Canadá. Incluso en las relaciones bilaterales como que hará más difíciles las negociaciones sobre la industria de la madera para la construcción. No se trata solo de un problema de estilo, porque el gobierno Trump marca el fin de la globalización y la entrada en periodo de incertidumbres en política internacional. Un problema que se traslada a 2017.
Medidas con bemoles
Provocó polémica el anuncio de la compra de 18 aviones Super Hornet por más de mil millones de dólares, en espera que termine el proceso de reemplazo de los CF-18.
El anuncio de la autorización de construcción de dos oleoductos, fue criticado por medioambientalistas, comunidades indígenas y diputados del propio campo liberal en Columbia Británica. Una decisión contradictoria según muchos con la ratificación, unas semanas antes, del Acuerdo de Paris de combate al cambio climático. Canadá se comprometió a reducir los gases con efecto invernadero en 30% en relación a los niveles de 2005, para el año 2030. A comienzos de diciembre Ottawa consiguió el apoyo de 8 de las diez provincias para un plan nacional contra el cambio climático, que incluye un impuesto al carbono de 10$ por toneladas de C02 a las provincias que no tengan un plan eficaz de lucha contra el cambio climático.
El debate con las provincias el lunes 19 de diciembre marcará también un hito importante porque el gobierno federal quiere mantener la reducción a 3% decidida por los conservadores y condicionar cualquier monto superior a condiciones de servicio a domicilio o salud mental resistidos por las provincias.
Lo negativo

Mary Dawson, Comisaria a la êtica y conflictos de interés del parlamento canadiense
El año termina con críticas al gobierno Trudeau iniciadas por el cotidiano Globe & Mail que revelaría que los liberales cobran por el acceso al poder (cash for access) en cocktails para financiar su partido. El primer ministro y el ministro de finanzas eran las vedettes en encuentros privados con cubiertos de 1500 $ que incluían empresarios chinos, banqueros, entre otros. El gobierno se defiende señalando que respeta las reglas, pero está claro que hay apariencia de conflicto de interés. La oposición hizo del tema su punto central en fin de sesión y los conservadores anuncian que así se termina la luna de miel de Trudeau con su electorado. El NDP propone un proyecto de ley que dé a la comisaria a la ética y conflicto de interés, Mary Dawson la posibilidad de aplicar reglas de ética a los ministros que están exentos por el momento. Los liberales han perdido apoyo por esto según las encuestas.
Otro expediente criticado es el de la prometida reforma electoral. Aunque no interesa la cotidianidad de los canadienses, está claro que el gobierno Trudeau duda en introducir enmiendas. Trudeau había prometido que la de 2015 era la última elección bajo el modo de escrutinio de un representante por distrito. Aunque el gobierno insiste que cumplirá su promesa, dudamos. El informe del comité parlamentario que debía proponer recomendaciones no adoptó la reforma preferida de los liberales de un voto preferente y prefirió dejar abiertas las posibilidades recomendando un llamado a referendo.
Perspectivas
Los liberales parecen dispuestos a escuchar cuando cometen errores. Lo demostró que el gobierno federal retrocedió en su intento de imponer un régimen de protección de los consumidores en el sector bancario porque era menos importante que el que existe en Quebec.
Otro aspecto que ha beneficiado a los liberales pero que puede cambiar en 2017 es que los tres partidos de oposición en el parlamento federal están en pleno proceso de cambiar a sus jefes. Los conservadores, duramente afectados por el nuevo contexto, no tienen un líder que se distinga. El NPD, aparece desdibujado frente a la popularidad de Trudeau. El bloque quebequense es inexistente. Todo ello cambiará en la primavera de 2017.
La sesión parlamentaria de 2016 termina con indicaciones del fin de la larga luna de miel del electorado canadiense con el gobierno Trudeau. Todo indica que 2017 será diferente.