El domingo 12 de junio, 49 personas murieron y otras cincuenta quedaron heridas en el club gay Pulse en Orlando (Florida) Estados Unidos, bajo las balas de Omar Siddique Mateen, quien juró lealtad al Grupo Estado Islámico llamando al 911. Ulteriormente, las fuerzas de seguridad estadounidenses confirmaron que se trataba del acto de un individuo aislado y que no existían lazos formales entre Mateen y el Estado Islámico, pese a que ese grupo asumió la autoría del atentado.El presidente Barack Obama calificó la masacre de Orlando de acto de terrorismo y odio. Algunos, como Donald Trump, retuvieron la tesis del atentado terrorista islámico; otros la de un atentado homófobo, que algunos de la derecha extrema estadounidense justificaron como castigo divino a los gais; otros aún, una nueva muestra de la necesidad de controlar las armas porque un individuo con evidentes problemas mentales y antecedentes de radicalización pudo comprar un arma de asalto. La ola de indignación fue mundial, aunque menor que la de los atentados contra el Canard enchainé y del Bataclan en Paris. En muchas ciudades se realizaron vigilias y actividades de solidaridad con la comunidad LGBT de Orlando, incluido en Montreal.
Creemos que la masacre de Orlando se explica por una combinación de factores: Desde la ausencia de control de la venta de armas en Estados Unidos; las motivaciones homófobas del asesino; pasando por los efectos de las campañas en Internet del grupo Estado Islámico y otros grupos extremistas religiosos. Una masacre que diversos sectores políticos tratan de darle significaciones particulares de acuerdo a sus intereses.
El presidente estadounidense lo vinculó a un atentado terrorista y de odio. Se da la de que Estados Unidos está embarcado en una guerra contra el terrorismo y particularmente contra el grupo Estado Islámico, y hay personas que tienen prohibido tomar el avión por sus antecedentes de radicalización, pero si pueden procurarse armas de asalto sin que se les pregunten los antecedentes. En plena campaña para las elecciones del 8 de noviembre en estados Unidos, el candidato extremista de derecha republicano Donald Trump, utilizó políticamente el atentado planteando que Mateen, de origen Afgano, nunca debió entrar en Estados Unidos y declaro que Obama era el culpable por no cerrar las puertas de Estados Unidos a los musulmanes. La retorica contra la religión musulmana de Donald Trump fue denunciada por los observadores, y varios republicanos se distanciaron de ese discurso. El presidente Obama destacó los peligros de la deriva a la cual lleva Trump al partido republicano.
Por otro lado, aunque de acuerdo al FBI no existían lazos directos entre Mateen y el Estado Islámico, no existen estudios para evaluar la influencia que ejercen los sitios Internet del Grupo Estado Islámico y sus llamados a la acción de individuos aislados. Se trata allí de un fenómeno incontrolable. Ciertamente, con la toma inminente de toda la ciudad de Falouja, el grupo Estado Islámico está perdiendo la guerra por instalar un califato Irak y Siria, pero conserva una influencia importante.
En otra perspectiva, es necesario destacar que pese a la hora de solidaridad que causaron la masacre en Orlando, la campaña de denuncia de la masacre como un acto homófobo, ha sido mitigada, revelando el peso de las tendencias conservadoras en occidente. Varios representantes de la extrema derecha religiosa en Estados Unidos, que condena la homosexualidad, declararon abiertamente que se trataba de un castigo de dios por esos comportamientos. Incluso existen informaciones de diversas fuentes que plantean que la motivación de Marteen era la de una homosexualidad reprimida porque habría frecuentado por más de tres año ese club gay antes de cometer el atentado.
En ese marco, el tema de cómo Marteen pudo procurarse legalmente el arma de asalto para cometer su masacre. Independientemente de las motivaciones terroristas, religiosas o psicológicas, la masacre de Orlando, es la última de una larga serie de atentados en Estados Unidos, cometidos con armas de asalto por individuos aislados por todo tipo de razones.
La lista es larga. Muchos destacan que ya es una rutina del presidente Barack Obama el denunciarlos y exigir al Congreso que acepte controlar las armas y que este no le escuche. El asesino pudo procurarse el fusil semiautomático en toda legalidad pese a que fue interrogado en un momento por el FBI por tener un perfil de radicalización islámica. Nuevamente el presidente Obama fracasó en su intento de demostrar que era necesario limitar el acceso a la compra de armas. El presidente Obama trató de pasar una disposición para que el congreso estadounidense limitara la compra de armas a esas personas. La iniciativa no fructificó porque la rivalidad entre demócratas y republicanos, volvió a bloquearlo. Ganó nuevamente la National Rifle Association que consigue siempre detener cualquier iniciativa que cambie la segunda enmienda constitucional que considera un derecho a estar armado.
Finalmente, la masacre de Orlando alcanzó ribetes políticos porque incide en la campaña electoral presidencial. El Republicano Donald Trump consiguió centrar la campaña en la lucha contra el terrorismo y específicamente amalgamarlo con los musulmanes. Una retorica que satisface a su electorado, profundizando el sentimiento de miedo e inseguridad, que es peligrosa porque lleva más allá el extremismo derechista del Tea Party. El atentado recordó la fragilidad de los derechos obtenidos por la comunidad LGBT. Recordemos que no solo en países musulmanes se castiga con prisión y hasta muerte la homosexualidad. También en China y Rusia se limitan los derechos a la diversidad de orientaciones sexuales, que sin embargo están insertos en declaraciones internacionales de derechos humanos. El debate sobre el incidente ocurrido en el homenaje a las víctimas de Orlando en el barrio gay de Montreal, demuestran esa fragilidad.
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Lo de Orlando en Florida parece ser la obra de un «lobo solitario» como se dice. Un desquiciado en este caso, pero igual, un lobo al servicio del ISIS. El problema es que la acumulación de resentimiento (racial, religioso) entre los musulmanes es inmensa. Y esto es capitalizado por el ISIS. Cómo estamos viendo, el ISIS está siendo atacado geográficamente por todas partes y arriesga perder todo lo ganado en territorio. Salvo lo ganado en los corazones. Por eso, los «lobos solitarios» se van a multiplicar en Occidente, sobre todo en USA donde debido a las leyes laxas sobre armas automáticas de calibre militar, estas son prácticamente a la disposición de cualquiera. En el 2001, los militantes de Al-Qaeda tuvieron que hacer un laborioso esfuerzo para aprender a pilotear aviones. En 2016 no tienen más que ir y comprar las mejores armas disponibles sin gran problema en USA. En otros países van a seguir usando explosivos.