La guerra total contra las drogas ha sido un fracaso. Luego de que Uruguay legalizó la marihuana en diciembre de 2013, se la considera cada vez más como un problema de salud pública. La solución no sería la prohibición que beneficia el monopolio del narcotráfico, la corrupción, la violencia y la desestructuración social. La ministro de la salud de Justin Trudeau, confirmó el 20 de abril que Canadá seguirá la vía uruguaya legalizando la marihuana en 2017. Pero es más fácil decirlo que hacerlo.El gobierno de Justin Trudeau cumplirá con su promesa de legalización y reglamentación de la producción hasta el consumo del cannabis, desde una perspectiva de salud pública. Constata así el fracaso de los enfoques represivos tradicionales. Aborda la reglamentación de la marihuana de manera semejante a la del alcohol, que también tiene una larga historia de enfoques represivos que favorecieron al crimen organizado.
Según una encuesta de Angus Reid, el 68% de los canadienses están de acuerdo con la legalización de la marihuana, pero el 54% de los encuestados no la considera que la legalización de la marihuana sea una verdadera prioridad nacional.
La ciencia muestra que el agente activo de la marihuana, el THC, tiene efectos positivos para los enfermos crónicos. Hasta el gobierno ultraconservador de Stephen Harper, campeón de la represión de las drogas, se vio obligado a autorizar el consumo de marihuana con fines médicos, pero de manera muy reglamentada. Ello recuerda la experiencia de los centros de ayuda a los heroinómanos. Las piquerías.
Pero, abordar el tema de la marihuana desde una perspectiva de salud pública es complejo porque esta es de jurisdicción provincial. Ello obligará a arduas negociaciones al momento de implementación de la ley.
Una dimensión importante de la legalización de la marihuana tiene que ver con el potencial económico del cannabis. Por un lado, la producción de marihuana con fines terapéuticos, es una industria de varios millones de dólares. Por ejemplo, Canopy Growth, vale 260 millones en la bolsa de valores. Su división Tweed produce desde gorros hasta queques con cannabis, pasando por T-shirts. El problema de la reglamentación es que aumenta los costos de producción, lo que llevó a que las cortes estimaran que debe permitirse que los individuos que necesitan la marihuana por razones médicas puedan cultivar sus propias plantas.
El argumento decisivo, es que para eliminar el mercado negro controlado por el crimen organizado se requiere encuadrar el consumo de los adultos. Y es que los gobiernos constatan el fracaso de la guerra total contra las drogas en Colombia y otros países. Una guerra total iniciada hace 40 años por el presidente estadounidense Richard Nixon. Una política prohibicionista con intenciones de dominio geopolítico que ha fracasado en erradicar el narcotráfico.
Por ello, numerosos países ya dieron un primer paso al descriminalizar de la marihuana. Entre ellos, desde 1988, está Paraguay, Chile, Brasil, Argentina Portugal, Holanda, Dinamarca, la Republica Checa y España por mencionar sólo algunos. Colombia legalizó además la posesión de pequeñas cantidades de cocaína. En México, donde el narcotráfico ha cobrado más de 100 mil vidas en los últimos 10 años, la Corte Suprema autorizó en 2015 a cuatro ciudadanos a sembrar, transportar y consumir cannabis con fines recreativos. El gobierno de Enrique Peña Nieto envió una iniciativa al congreso para tolerar la posesión de 28 gramos de marihuana. En Estados Unidos cuatro estados legalizaron el consumo recreativo de marihuana (Colorado, Washington, Alaska, Oregón y el distrito de Columbia.
El anunció de la ministro de la salud federal, Jane Philpot ante la sesión especial de las Naciones Unidas sobre la política hacia las drogas, ocupó la primera plana noticiosa internacional… pero, aun no está claro aún como procederá el gobierno federal para legalizar la marihuana en Canadá. La ministro argumentó su experiencia del fracaso de la lucha contra las drogas en África. Propuso la formación de un comité de expertos para diseñar la política. Se espera que el gobierno presente el proyecto de ley en la primavera de 2017. El proyecto debe impedir que la marihuana llegue a los niños y adolescentes o que pueda favorecer al crimen organizado.
Canadá rompe con el enfoque represivo de la comunidad internacional y contradice los acuerdos suscritos por Canadá ante la ONU. En eso puede seguir el enfoque de Uruguay. Una experiencia pionera que regula desde la semilla hasta el consumo. Asegura que el costo sea tan bajo como para evitar el mercado negro. Es fiscalizado por una instancia nacional de regulación. En Canadá, el gobierno, además de resolver problemas de jurisdicción con las provincias, deberá legislar para multar por ejemplo conducir bajo efectos del cannabis. Además se agrega el hecho de asegurar que no se exportará marihuana a los Estados fronterizos con Canadá que criminalizan hasta hoy el consumo de marihuana.