
Los Panamá Papers revelan la especulación en los paraisos fiscales
Causaron gran escándalo los llamados Panamá Papers del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación sobre las acciones de la Firma panamá Mossack Fonseca. Se trata de una de las tantas empresas offshore, en los llamados paraísos fiscales y que permite que desde altos dirigentes políticos hasta empresas pasando por narcotraficantes, vendedores de armas, oculten propiedades, activos, ganancias, evadan impuestos en sus países y hasta sirven para lavado de dinero. Los documentos se refieren a más de 214 mil entidades offshore de personas de 200 países o territorios. En la lista se incluyen 12 actuales o ex políticos jefes de gobiernos que instalaron cuentas bancarias offshore para ocultar sus capitales y evadir impuestos. Ellas incluyen desde la Société générale de Paris, hasta el Bank Royal de Canadá que sirvieron para ofrecer a sus clientes más adinerados sistemas complejos de evasión de impuestos, aunque estos señalan que no hicieron nada ilegal.
Las revelaciones de los Panama Papers provocaron la demisión de varios políticos. La más notoria fue la demisión del primer ministro de Islandia. Entre los jefe de gobierno citados está el actual presidente de Argentina Mauricio Macri, el rey de Arabia Saudita, el presidente de la los Emiratos Arabes, el presidente de Ucrania, gran aliado de occidente; El primer ministro británico conservador, David Cameron, también aparece un amigo del presidente ruso Vladimir Putin; antiguos jefes de gobierno como Silvio Berlusconi de Italia, de Benazir Bhuto de Pakistán. También incluye desde la estrella futbolística Lionel Messi, hasta Michel Platini de la FIFA. Del actor Jackie Chan, Pedro Almodovar. Del narcotraficante colombiano Jorge Milton hasta el indú Iqbal Mirchi.
La lista es muy larga. Paradojalmente, la defensa de la mayoría de los involucrados es que no hicieron maniobras ilegales. Efectivamente, a pesar de las promesas del G-8, luego de la crisis de la economía casino, los paraísos fiscales no están controlados y siguen floreciendo. Si existe una santa alianza de gobiernos contra el terrorismo, como las Five Eyes, ello no existe en materia de paraísos fiscales que permiten que bancos y empresas sustraigan al fisco se sustraigan 20 trillones de dólares. Se trata del tercio del producto interno bruto mundial que descansa en los paraísos fiscales.
Por ello que, más allá, de los nombres de políticos involucrados está claro que se trata solo de la punta del Iceberg de una práctica cada vez más frecuente de esta época del capitalismo neoliberal controlada por especuladores. Se calcula que la tercera parte del PIB mundial está en los paraísos fiscales.
Los Panamá Papers son 11,5 millones de documentos de la base de datos de la firma de abogados Mossak Fonseca, entre ellos unos 5 millones de correos electrónicos, millones de PDF, imágenes y textos. Son 2.6 terabytes, mucho más que todas las anteriores revelaciones de un dador de alerta, un whistleblower. Más material que el que reveló el contratista de la National Security Agency estadounidense Edward Snowden. Todavía no se sabe quien hizo las revelaciones, porque exigió comunicación encriptado y a nombre de John Doe, en 2015. Lo cierto es que la Firma de abogados Mossak Fonseca nunca a ha objetado la veracidad de los documentos obtenidos de manera anónima por un periódico alemán (Suddeutsche Zeitung), que los compartió con el Consorcio Internacional de periodistas de Investigación, que después lo distribuyó para análisis entre centenares de periodistas de diferentes medios de comunicación en todo el mundo.
Pero, no debe olvidarse que los documentos no son más que una muestra de lo que constituye hoy día una pieza fundamental de la etapa actual del modo de producción capitalista dominado por el capital financiero. Los Panama Papers dejan fuera de análisis las revelaciones sobre los haberes de estadounidenses. Ellos prefieren usar paraísos fiscales que existen en los Estados Unidos mismos, como el estado de Delaware. Mossak Fonseca no tenía clientes de ese país. Por ello, los Panama Papers dan una imagen incompleta del fenómeno de los paraísos fiscales. Porque es notorio es notorio en varios estudios que las mayores riquezas del mundo están en Estados Unidos.
Otros incluso denuncian que se trataría de un análisis sesgado porque se busca atacar algunos enemigos de occidente como el presidente ruso Putin, que en ningún caso puede ser considerado de izquierda, aparece mezclado indirectamente porque su amigo Sergei Roldugin tiene una compañía offshore de 2 billones de dólares.
Los paraisos fiscales son una realidad. Algunos hasta calculan que hay 73 paraísos fiscales en el mundo. Son territorios cuyos sistemas tributarios favorecen, de manera especial los no residentes, tanto personas físicas como personas jurídicas. Ellos tiene escasos o nulos convenios con otros países en materia tributaria, ofrecen a empresas y personas el secreto bancario, no tienen normas de control del origen del movimiento de capital lo que favorece el lavado de dinero, su estructura jurídica y contable y fiscal que permite la libertad de movimiento de personas y bienes.
Ciertamente, la firma de abogados Mossak Fonseca, es considerada como la cuarta firma más importante de los paraísos fiscales, pero no muestra la complejidad de los juegos ilegítimos de los grandes del mundo, que mientras imponen lógicas de austeridad, evaden la contribución que deben hacer al erario nacional. Lo importante de las revelaciones, fuera que muestra que la tecnología permite hoy que se revelen escándalos que antes se mantenían ocultos; que se revelen el doble juego de políticos y empresarios en contra del bien común.
Pero tras todo ello confirma la desigualdad ante la ley de los contribuyentes y la falta de voluntad política de enfrentar tanto en los países como a nivel internacional. ATTAC y otras organizaciones internacionales denuncian desde hace decenios el problema pero por el momento las autoridades tardan en reaccionar.
Esperemos que los Panama Papers obliguen a establecer políticas y convenios internacionales que permitan controlar estas prácticas ilegitimas. Por lo pronto revelan una realidad inquietante para la democracia mundial.