
Banderola cubana por la visita de Obama en el periódico Granma
Hoy domingo 20 de marzo de 2016, comienza la primera visita en 88 años de un presidente estadounidense en ejercicio a la República de Cuba. El último fue Calvin Coolidge en 1928 cuando llegó a la Habana en buque de guerra para asistir a la VI Conferencia Panamericana. ¿Nuevos tiempos, nueva relación?
La visita del presidente estadounidense Barack Obama es el gesto simbólico más importante desde que se reanudaron relaciones entre la isla caribeña y Washington en diciembre de 2014. Un proceso que es visto con aprehensión en la izquierda latinoamericana, porque de creer a la prensa de derecha es una nueva ocasión para el descalabro del proceso revolucionario cubano, después que el bloqueo o el desplome del bloque europeo del socialismo real.
Sin embargo creemos que la visita se inscribe en un proceso normal de restablecimiento de relaciones entre dos países de las Américas y que debe estar basada en las normas internacionales de respeto entre la soberanía de los Estados. Una tarea pendiente luego del fin de la llamada guerra fría, durante la cual Washington no tenía problemas en mantener relaciones con países socialistas.
Las Contradicciones del gobierno de Barack Obama
La administración Obama reconoció finalmente del error de las administraciones estadounidenses anteriores sometido a las presiones del poderoso lobby anticubano, que mantuvo no solo el bloqueo sino que políticas de agresión y desestabilización constante del proceso cubano reñidas con la diplomacia internacional.
La reanudación de relaciones que marcará ciertamente la herencia de la presidencia de Barack Obama en relaciones con América Latina. En efecto ella es la respuesta luego de decenios de exigencias del bloque latinoamericano de países, no solo de gobiernos progresistas sino que de gobiernos como el mexicano o el Colombiano y hasta en instancias otrora dominadas como la Organización de Estados Americanos.
Pero esa política de apertura, por sus límites, revela las debilidades de su presidencia. Debilidad en imponer al congreso estadounidense dominado por los republicanos, el fin del bloqueo, o el ceder la base naval de Guantánamo. Siendo que entrego a la soberanía panameña un territorio más estratégico como era el canal de Panamá.
Debilidad en imponer que las relaciones con la Isla caribeña deben estar basadas una doctrina realista de las relaciones internacionales respetuosa de las convenciones internacionales de la ON.
Una posición de debilidad también en las postrimerías de su presidencia como para asegurar la continuidad de su doctrina de apertura a Cuba si los republicanos siguen controlando el Congreso. Una necesidad cuando Washington desea fortalecer su peso en América latina en las alas de la construcción de la llamada Nueva Derecha.
Todo indica que el proceso de establecimiento de relaciones entre Washington y la Habana recorrerá un camino largo y sembrado de escollos. Pero creemos que no está necesariamente en juego el que se revierta el proceso revolucionario de independencia nacional desarrollado por Cuba a 100 millas del gran Imperio del siglo XX, y Cuba vuelva a perder la independencia duramente adquirida gracias a su experiencia socialista. En el contexto de repliegue de las fuerzas socialistas a nivel mundial es la característica de proceso de revolución de liberación nacional cubano que adquirió mayor importancia. Dificultades propias de una pequeña isla que pese a pocos recursos naturales por la devastación de la conquista española que exterminó los habitantes originarios de la Isla.
La agenda del restablecimiento de relaciones es una agenda múltiple, por la asimetría entre los dos países. Sólo una política de mantenimiento de la diversidad de las relaciones entre Cuba y los países Europeos y sus relaciones Sur-Sur y con los países emergentes, entre ellos China asegura mantener la autonomía. Un desafío semejante al de los países latinoamericanos. Un contexto de apertura a Cuba que se acompaña sin embargo con políticas desestabilizadoras hacia los gobiernos progresistas de la región (Venezuela o en Bolivia, o el apoyo la nueva administración neoliberal de Mauricio Macri en Argentina). También de disputa de zonas de influencia como lo revela la adopción del TPP para contrarrestar la creciente influencia económica China no solo en América Latina sino que además en África y en el Asia Pacifico.
La agenda cubana
Pero todo indica que el gobierno cubano insistirá en que las relaciones entre Washington y la Habana se den en condiciones de igualdad y respeto de la soberanía de los Estados. El editorial del periódico cubano Granma, organo oficial del partido comunista cubano, destaca que Cuba ratifica su voluntad de avanzar en las relaciones con Estados Unidos, sobre la base de la observancia de los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y de los principios de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Desde los anuncios de diciembre de 2014, se ha avanzado lentamente. El 20 de julio de 2015, se restablecieron oficialmente las relaciones diplomáticas, con el compromiso de desarrollarlas sobre la base del respeto, la cooperación y el respeto del derecho internacional. Ya se han hecho dos encuentros de presidentes y varios encuentros de ministros y funcionarios de alto nivel. Se han abierto diálogos. El camino será largo, y es mejor así.
El gobierno cubano plantea condiciones: denuncia que mientras se tiende la mano diplomática, se mantiene el bloqueo denunciado mundialmente por la comunidad internacional en 24 ocasiones en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Se niega el retorno del territorio ocupado de Guantánamo, envilecido con el campo de concentración que viola el derecho internacional. Exige el fin de planes injerencistas y de desestabilización y de cambios en el orden político, económico y social, políticas de “cambio de régimen” reñidas con el derecho internacional o la desestabilización al intentar fabricar una oposición política interna, el término a las agresiones radiales y televisivas y el uso ilegitimo de las telecomunicaciones con objetivos políticos, debiendo poner las tecnologías en función del desarrollo y el conocimiento y no el de ejercer una determinada influencia sobre la sociedad cubana.
A ello se agregan varias otras demandas, como el termino del trato migratorio preferencial que causa pérdidas de vidas humanas, el programa de “parole” para profesionales médicos cubanos y la política que obliga los atletas a romper con Cuba para poder jugar en las Ligas de los Estados Unidos.
La vista de Obama es un símbolo importante, pero muestra también la posibilidad que más de una vez ha mostrado Cuba, de que no es el tamaño sino los principios lo que comanda las relaciones entre estados.
Obama ha sido más contradictorio de lo que se hubiera esperado de su presidencia. Es cierto que el Partido del No (el GOP) es una maledicción notoria existente en USA y ha usado de toda su influencia para impedir gobernar. Es cierto. Obama no pudo cerrar la prisión de Guantánamo (el Gulag de Bush). Pero incrementó la destrucción en Syria con un apoyo hipócrita a los Salafistas Wahhabistas de Arabia Saudita y a los islamistas jihadistas provenientes de todo el mundo vía Turquía que era una puerta abierta e hizo vista gorda del tráfico desvergonzado del petróleo sirio en manos del ISIS con Turquía que además proveía descaradamente a sus partidarios con armas y alimentos. Bueno, con Cuba, al menos en lo que nos respecta como Latinoamericanos, pudo hacer algo positivo rompiendo el innoble asedio y bloqueo de la Isla. Esperemos eso sí que esto no permita la reinstalación de las mafias que contribuyeron a la ascensión de los Battistas de siniestra memoria.