
El Parlamento canadiense recibió el martes 22 de marzo el presupuesto del gobierno Trudeau para 2016-2017
El ministro de finanzas Bill Morneau, presentó el martes el presupuesto del gobierno federal 2016-2017. El valor que tiene es que está marcado por un enfoque fiscal que rompe con los 10 años del gobierno conservador de Stephen Harper: hacer déficits deja de ser una grosería y se transforma en herramienta de estímulo de la economía. A pesar de respetar varias promesas de los liberales de Justin Trudeau en la campaña electoral, no define claramente que nuevos rumbos tomará Canadá.El déficit deja de ser una grosería
Pese a que sobreviven algunas políticas conservadoras, el gobierno Trudeau sigue desmontando los amarres que dejó Stephen Harper y que perseguían transformar el partido conservador en el gobierno natural de los canadienses en remplazo de los liberales: El presupuesto consagra la ruptura con la ideología pro control del déficit elevado a nivel de dogma por los conservadores.
Lo curioso es que ese enfoque aún domina el discurso público porque las principales críticas contra el presupuesto del ministro Morneau apuntan a que violó la promesa de equilibrar el déficit antes del fin del mandato del parlamento mayoritario liberal dentro de cuatro o cinco años. Efectivamente, en lugar del prometido déficit de 10 mil millones de dólares, el presupuesto Morneau es tres veces mayor (29,4 mil millones de dólares). En realidad, ello corresponde a los efectos recesivos de la disminución de recetas fiscales por la caída del precio del petróleo. La ruptura con el dogma del déficit cero, significa que en cinco años los déficits sumarán más de 100 mil millones de déficit.
Se deben retener dos elementos sin embargo: En primer lugar, el argumento del ministro Morneau que gracias al buen crédito de Canadá y que el porcentaje de la deuda es el menor de los países desarrollados luego de cinco años no variará esencialmente el porcentaje de la deuda sobre el PIB no variará. Canadá seguirá conservando el mejor desempeño de los países de la OCDE. En segundo lugar, el primer Morneau parece revisitar el enfoque del ex ministro de finanzas liberal Paul Martin y basar sus previsiones sobre el escenario más pesimista para luego mostrar un inesperado buen funcionamiento.
Nuevo enfoque; pero una política económica poco clara
Hay un nuevo enfoque del rol del Estado, distinto del de los años Harper. Distinto incluso, y a contracorriente de la austeridad que domina en Quebec y en Europa. El presupuesto anuncia el regreso de un gobierno intervencionista neo keynesiano en materia económica, social y cultural. Un Estado preocupado por la inquietud ciudadana frente al aumento de las desigualdades y el estancamiento de la economía canadiense aumentando la capacidad de consumo de la clase medio y los más vulnerables. En ese marco, el déficit busca estimular la economía gracias al aumento de la capacidad de consumo.
Por un lado, se espera recuperar vía impuestos unos 2,3 mil millones de dólares en 5 años. Por otro, el presupuesto invierte en las infraestructuras con inversiones de 125 mil millones en 10 años, entre ellas infraestructuras sociales, verdes y de transporte en común.
Los conservadores denuncian que se trata de un presupuesto de los años 70, anacrónico respecto de los desafíos del siglo 21. Sin embargo, a diferencia de gobiernos neo keynesianos, el presupuesto Morneau no plantea un modelo distinto que aquel basado en el mercado y en el petróleo de los conservadores. Algunos le dan el beneficio de la duda, pero no puede evitarse subrayar que hay en ciernes un conflicto federal provincial porque el gobierno podría transferir directamente los fondos del plan de renovación de infraestructuras a las municipalidades sin pasar por los gobiernos provinciales. Además, no se ve claramente una política económica de innovación: Aunque destina 3 mil millones en 5 años al medio ambiente, es muy poco para fortalecer la economía verde que permitiría cumplir las promesas de la Conferencia de París de combate al cambio climático. Los medioambientalistas moderan las críticas porque esperan que el plan de innovación, previsto a fines de 2016, aclare esa política.
Moderada redistribución de ingresos
Está claro que fue bien acogida que el Estado modere los efectos negativos del funcionamiento del mercado, eliminando una serie de medidas implementadas por el gobierno Harper. Las medidas de redistribución van dirigidas hacia los sectores de la llamada clase media y los más vulnerables. Entre ellas, está la nueva asignación familiar no imponible y modulada de acuerdo a los ingresos, con costo de más de 5 mil millones de dólares anuales. Ello se agrega a la clase media se agrega a la baja de impuestos, anunciada en enero, para las familias que ganan entre 45 y 90 mil dólares y aumento para las que ganan sobre 150 mil dólares.
También facilita el acceso al seguro de empleo: elimina las impopulares medidas del gobierno conservador, reduce a una semana el periodo de carencia y aumenta en cinco semanas las prestaciones en localidades con alta cesantía. Una política pública que favorece a las víctimas de la crisis petrolera en Alberta y Saskatchewan.
Entre otros temas, valga recordar que anula la postergación a 67 años, la edad de jubilación y se mejora el suplemento de ingresos garantizados para los jubilados más vulnerables. El principal problema del presupuesto es que no plantea variar los fondos para la salud que se trasladarán a las provincias. Se mantienen transferencias que no responden al crecimiento de los costos productos del envejecimiento de la población.
La deuda con los indígenas de Canadá.
El gobierno Trudeau destinará 8,4 mil millones de dólares a los indígenas de Canadá. De ellos, sólo 6.9 mil millones son fondos nuevos. Trudeau restablece los 5 mil millones de dólares prometido en 2005 por el gobierno liberal de Paul Martin, cuando firmó los llamados acuerdos de Kellowna.
El gobierno Trudeau destina 2,6 mil millones de dólares a la educación primaria y secundaria en las más de 600 reservas y comunidades bajo control de la Corona. Como se recordará, apenas 38% de los jóvenes de 18 a 24 años que viven en las reservas tienen un diploma de estudios secundarios, en comparación el 87% de los canadienses no indígenas. También promete inversiones para mejorar las condiciones de vida y habitacionales de las primeras naciones. Condiciones más semejantes a las del tercer mundo, que a las en que viven los no indígenas, de acuerdo al relator especial de las Naciones Unidas James Anaya.
Se saludó además que el presupuesto, respeta las recomendaciones de la Comisión de verdad y reconciliación al invertir 40 millones dólares en la Comisión Nacional que debe estudiar los asesinatos anormalmente elevados de mujeres indígenas en Canadá.
Aunque el presupuesto fue generalmente bien acogido por las primeras naciones fue criticado por la trabajadora social Cindy Blackstock de la First Nations Family and Caring Society. Como se recordará, Cindy Blackstock, ganó un juicio contra el gobierno federal por no respeto de los derechos humanos de niños y niñas indígenas. En lugar de los 200 millones de dólares anuales, el gobierno Trudeau invertirá solamente 71 millones el primer año y 90 millones el segundo año. Debe recordarse que la inversión total por individuo, del gobierno federal es menor cuando se trata de la población indígena. Otros critican que olvida los 450 mil Metis de Canadá.
Nuevo apoyo a la cultura y la ciencia
Una ruptura importante con los años Harper es el aumento de las inversiones en la cultura, pariente pobre durante el gobierno conservador. Destaca por un lado, el aumento del financiamiento de Radio Canadá, (675 millones sobre 5 años), del Consejo de Artes, Telefilm Canadá y la Office National du Film y la promoción de los artistas canadiense en el exterior (600 millones sobre 5 años).
Ello se agrega a la gratuidad de acceso a los parques nacionales de Canadá. También, rescata el aumento del apoyo a las inversiones en la investigación científica, abandonada por el gobierno Harper.
El presupuesto del gobierno Trudeau inaugura un nuevo periodo de la política canadiense pero abre nuevas interrogantes. Será necesario esperar los detalles para apreciar mejor los impactos y, sobre todo, esperar la política de innovación para evaluar la nueva política económica de los liberales de Justin Trudeau.