
El 60% de la humanidad no está conectada a internet pero la brecha digital aumentará si no se establecen regulaciones
No es un think tank izquierdista el que hace esas constataciones críticas, es el Banco Mundial: El Internet, los celulares y otras tecnologías digitales siguen expandiéndose en los países en desarrollo, sin embargo los dividendos digitales esperados– mayor crecimiento económico, más empleo y mejores servicios públicos – están por debajo de las expectativas.
En su último informe sobre El desarrollo en el mundo 2016: los dividendos digitales dado a conocer el miércoles 13 de enero en Washington el Banco Mundial advierte que si no se establecen regulaciones que permitan mantener la competencia entre compañías, aumentará la concentración monopólica; si no se invierte en la educación y desarrollo de habilidades, la brecha digital aumentará no solo entre países sino que al interior de los mismos aumentando la exclusión; si los gobiernos; si no establecen medidas de buena gobernanza, será a rio revuelto ganancia de pescadores.
La tecnología digital está transformando el mundo
Coincidimos con Jim Kong Kim, presidente del grupo Banco Mundial, en que la tecnología digital esta efectivamente transformando el mundo. Es evidente que las tecnologías digitales transforman el mundo de los negocios, del trabajo y de la administración pública, facilitando flujos de información y propiciando el surgimiento de las naciones en desarrollo que pueden sacar provecho de estas nuevas oportunidades.
Los ejemplos abundan: en África oriental más del 40% de los adultos usa el teléfono móvil para pagar sus cuentas de servicios. En China 8 millones de empresarios usan su teléfono móvil para pagar vender sus productos y exportar a 120 países. En India una identificación digital única se aplica a mil millones de personas.
Aumenta la Brecha digital
La segunda reflexión es que desgraciadamente, estos avances quedan como reseñas casi anecdóticas a la hora de ver que la expansión de las tecnologías digitales aumenta la brecha digital y que el impacto de la tecnología digital sobre el desarrollo es limitado. La brecha digital sigue aumentando, gracias a las condiciones de exclusión que ya están en obra en la mundialización neoliberal y no al revés. Aumentó en 3 veces la conectividad al internet y poco más de 3 mil millones de los 7,2 mil millones de habitantes de la tierra están conectados al Internet, de ellos solo 1,2 millones lo hacen con líneas de alta velocidad. Sin embargo, el enorme potencial de desarrollo de la economía digital excluye a los 4 mil millones de personas (60% de la población mundial) que no tienen acceso al Internet en el mundo. El 60% de la población mundial sigue excluida de la economía digital. La mayoría de ellos en Asia: China 745 millones; India 1000 millones; Pakistán 165 millones. Bangladesh 148 millones. El 85% del contenido producido proviene exclusivamente de EE UU, Europa y Canadá. Esa exclusión puede crear una subclase social porque que el 20% de la población mundial no sabe leer ni escribir y las tecnologías digitales aumentan la brecha de conocimientos que existe en el mundo.
Reproduccion de las desigualdades
Además, la desigual distribución de ingresos existente condiciona el acceso a Internet. El informe del Banco Mundial constata que en África el 60% más rico de la población tiene tres veces más posibilidades de tener acceso al Internet que el 40% más pobre. El desigual desarrollo entre zonas geográficas también aumenta la brecha digital: los que viven en zonas urbanas tienen más posibilidades que los que viven en zonas rurales.
También afecta el acceso a internet los precios: en 2013, el precio de los servicios típicos de la telefonía móvil en el país más caro eran 50 veces mayor que el del país más barato. En el acceso a la banda ancha la variación de cargos era mayor 100 veces. En muchas ocasiones es más caro para los pobres que para quienes pueden pagarse un acceso ilimitado.
Todo ello porque no se cumple lo que el Banco Mundial recomienda y que se opone a la lógica que tratan de mantener los Telecom y las compañías transnacionales digitales. Aunque el Banco Mundial propone el acceso a internet universal, accesible, abierto y seguro. Los Telecom todavía imponen su lógica de ganancia a toda costa a pesar que son los gobiernos quienes financian la parte mas costosa de la tecnología que es la inversión en la infraestructura de base para que la tecnología digital llegue a todas partes.
Salen favorecidas las personas adineradas, cualificadas e influyentes.
La tercera reflexión es que la tecnología digital tiende a perpetuar las desigualdades presentes a nivel mundial y en el interior de los países. El Banco Mundial reconoce que: Los beneficios de la acelerada expansión de las tecnologías digitales han favorecido a las personas adineradas, cualificadas e influyentes del mundo.
Además se verifica una creciente concentración de la propiedad de las empresas claves de las tecnologías digitales en pocas manos y el aumento de ganancias por la tecnología digital. Esas lógicas hacen que en lugar que la economía digital sirva para desarrollar nuevos empleos, ella aumenta la automatización que elimina empleos de bajo nivel sin crear nuevos que remplacen lo que se pierde (en los países avanzados el sector tecnológico emplea apenas de un 3 y un 5% de la fuerza laboral. En los países en desarrollo apenas llega al 1%).
A pesar de su credo favorable al libre mercado, el Banco Mundial reconoce sin decirlo abiertamente, que se necesita la intervención estatal reguladora. El banco Mundial recomienda establecer límites a la tendencia oligárquica de la economía digital, que llama complementos analógicos: (1) reforzar la regulación que garantiza la competencia entre empresas; (2) inversiones para adaptar las capacidades de los trabajadores a la nueva economía y, (3) promover instituciones responsables.
Necesidad de control ciudadano
Creemos que lo que se necesita es un control ciudadano a favor del bien común de la economía digital.
El Banco Mundial constata que a pesar que internet facilita el debate público amplio, empeoran los indicadores de buena gobernanza porque en ausencia de instituciones responsables, las inversiones del sector público en estas tecnologías amplifican la voz de las élites y dan lugar a un aumento de control.
La era digital ha aumentado los riesgos de creciente concentración de la propiedad en pocas manos y en diversos sectores de la economía al favorecer los oligopolios existentes y las empresas ya instaladas.
Sin intervención ciudadana, predomina lógica de la automatización orientada a reducir costos. Ello lleva al vaciamiento del mercado del trabajo.
Se actualiza la amenaza de que internet se use para controlar la información en vez de compartirla.