
Dire n’importe quoi. Mais avec de l’assurance!!
El contraste entre el cambio de estilo y contenidos ocurrido en el gobierno federal realzan lo que pasa en Quebec. Mientras a nivel federal impera el objetivo de estimular la economía es abismante y favorecer el crecimiento y un rol activo e interventor del Estado, en la más pura tradición de los liberales canadienses, en Quebec se ha enseñoreado la lógica opuesta. En efecto, en la Belle Province, el año 2015, estuvo marcado por las políticas de austeridad del gobierno liberal mayoritario dirigido por Philipe Couillard. Los partidos de oposición no consiguieron imponer sus críticas ni tampoco canalizar el descontento ciudadano revelado por las encuestas.
Hay que reconocer que, finalmente, fue la oposición de esa mayoría silenciosa, que revelaron las encuestas, la que influyó en que el Gobierno Couillard moderará los apetitos de reducción de salarios de los empleados públicos y la imposición de una ley especial que decretara las condiciones da los asalariadas. En efecto, este viernes se anunció un acuerdo que permitiría que los 400 mil funcionarios del estado no se empobrezcan. El acuerdo final se asemejaría a lo conseguido por los sindicatos en 2010 del gobierno Charest. Una obligación, luego de conocerse los aumentos exorbitantes de ingresos de los médicos y que en puestos semejantes, los funcionarios públicos reciben 8% menos en salarios que en empresas privadas de más de 200 trabajadores.
El año 2015, también estuvo marcado por la entrada en vigor, el 10 de diciembre de la consensuada ley sobre los tratamientos en fin de vida. Una ley que prevaleció esta semana en las cortes y podrá ser aplicada en espera que el gobierno federal responda a lo exigido por la Corte Suprema.
También destaca esta semana, la aceptación por la clase política de la necesidad de conciliar desarrollo y lucha contra el cambio climático. Una situación, si se le cree a Philipe Couillard, que se traduciría en no explotar el gas de esquisto en la Isla de Anticosti. Lo cierto es que muchos dudan de la vocación ecológica del Primer Ministro, que intentará justificar la continuidad de la explotación de energías fósiles o los oleoductos, por una visión pragmática y la falta de control de la economía quebequense.
1. Equilibrio del presupuesto fiscal
En 2015, el ministro de Finanzas Carlos Leitao, anunció que el gobierno Couillard equilibrará el presupuesto fiscal 2015-2016. El más rápido ajuste por parte de un gobierno provincial en Canadá. Desgraciadamente, ese objetivo, que se había transformado en algo místico, solo serviría para poder entregar rebajas de impuestos a los contribuyentes y, en ningún caso para mejorar los servicios a la población. Es lo que hace que muchos observadores estiman que la política de austeridad era una cobertura para imponer una visión neoliberal del rol del estado y terminar definitivamente con el llamado modelo quebequense de intervención estatal en la moderación de las desigualdades sociales.
2. Economía estancada y aumento de las desigualdades

Les coupures n’affectent pas les services aux elèves!!
El costo de alcanzar el equilibrio presupuestario en un contexto económico nacional e internacional negativo ha sido el estancamiento de la economía y el aumento de las desigualdades sociales y económicas.
En efecto, el gobierno de Philipe Couillard no ha conseguido dinamizar la economía y que está lejos del objetivo de creación de 250 mil empleos, que prometiera en la campaña. No se produjo el mítico efecto liberal sobre la dinámica económica. El crecimiento económico en 2015 estará debajo del 2% previsto. Ello hace que en lugar de que los ingresos fiscales aumentaran en el 5,1% previsto; ellos solo aumentaron en 3,8%. Con ello se confirma el temor de muchos analistas, de que las medidas de austeridad, y lo señala hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI), conduce al estancamiento económico porque priva la economía de los efectos dinamizadores de las inversiones públicas.
3. Privatización y reducción de servicios públicos
Las políticas de austeridad del gobierno Couillard, no solo contribuyen al estancamiento económico. Se acompañan también del deterioro de las condiciones de vida de vastos sectores y una profundización del proceso que incrementa las desigualdades sociales y económicas en Quebec, porque saltan los efectos moderadores tradicionales del llamado modelo quebequense, que ya desaparece.
La obtención del equilibrio presupuestario es entonces una victoria Pírrica. Para conseguirlo, el gobierno Couillard hizo recortes indiscriminados en los servicios estatales. Estimamos que el gobierno Couillard utilizó la excusa de la lucha contra el déficit para realizar la reingeniería del Estado, que le fracasó a Jean Charest en 2003. Las políticas que comenzó a aplicar en 2014 y que continuaron en 2015, profundizan los procesos de reducción del aparato estatal y favorecen la privatización de servicios públicos que ya venía avanzando desde hace años.
Entre otros casos, citemos, la reducción de la inversión pública en el sistema de guarderías, las CPE, de 120 millones de $ anunciadas por la ministro de la familia, Francine Charbonneau. Los estudios destacaban el impacto positivo de las guarderías públicas sobre la equidad entre hombres y mujeres. Pero el gobierno privilegia, las guarderías privadas. Las mismas que el Instituto de la Estadística de Quebec en un estudio publicado esta semana evalúa negativamente, porque un tercio de ellas no dan servicios correctos a los niños a su cargo.

Encore un coùt afférent mon ami!!
Además, los recortes presupuestarios del ministro de Educación François Blais se tradujeron en efectiva disminución de servicios para los estudiantes más vulnerables y de apoyo indirecto al crecimiento del sector privado de educación. La movilización de los padres de los estudiantes y un apoyo generalizado a las reivindicaciones de los trabajadores del sector público fue importante, pero no fue canalizada por los partidos de oposición. Los costos de la reducción de la inversión estatal en la educación serán enormes; sobre todo para una sociedad que accedió a la educación universal gracias en los sesenta, con la revolución tranquila y que conserva niveles altísimos del 47% de analfabetismo funcional.
Recordemos también que la reforma del sistema de salud (entre otras por las leyes 10 y 20) disminuye los servicios de salud del sector público y profundiza el proceso de privatización del sistema de salud. Lo más importante, en esa perspectiva, fue la nueva política, que permite que las clínicas privadas cobren los gastos aferentes, que ya debieran estar cubiertos por el sistema público. Se estableció así un doble sistema de salud, que está llamado a crecer y termina con la universalidad de la ley de salud canadiense. La forma asumida por la privatización, se caracteriza por favorecer el acceso rápido al sistema de salud privado por los pacientes de mayores ingresos, mientras que las personas frágiles, de menores ingresos y los que sufren enfermedades crónicas, estarán condenados a periclitar en un sistema de salud cada vez más ineficiente y con menores recursos.

L’école est trop cher? Essayez donc l’ignorance!!
Otro costo del equilibrio presupuestario fue de reducir las capacidades de moderación de las desigualdades sociales no sólo por el rol social del estado, sino que además al reducir las capacidades de los organismos comunitarios o del tercer sector sin fines de lucro, que persigue mejorar las condiciones de vida y se creó como consecuencia del desistimiento del estado. Ellos encabezaron muchas protestas por reducciones porque el reconocimiento del sector fue cuestionado y muchos organismos debieron cerrar sus puertas o cambiar de vocación para sobrevivir a las políticas de austeridad. El golpe de timón del gobierno Couillard contra las instancias gubernamentales de coordinación y apoyo del desarrollo local como los Centros locales de desarrollo (CLD y CEDEC), los Consejos regionales de Representantes elegidos (CRE) y su traslado sin mayores fondos a municipalidades sin mayores recursos destruyó mas de veinte años de esfuerzos en la materia.
4. Aumento del cinismo

El informe de la Comisièon Charbonneau.
En ese marco el cinismo ante la política ha aumentado. Nadie cree en eufemismo del rigor presupuestario que argumenta el gobierno Couillard que se niega a reconocer sus políticas como políticas de austeridad.
El esperado informe final de la Comisión Charbonneau tampoco sirvió para mejorar la imagen de la política. La disidencia del Comisario Renaud Lachance permitió que los liberales cerraran capítulo y argumentaran que estaban limpios de polvo y paja, a pesar de la evidencia de un vinculo, por lo menos indirecto entre el financiamiento de los partidos políticos provinciales y la colusión para la obtención de contratos públicos en la industria de la construcción. Desgraciadamente, esa situación transformó en farsa el informe de la comisión Charbonneau y todos creen que las recomendaciones dormirán en un estante.
5. Crisis de la oposición
Es necesario destacar que 2015, no fue el año para los partidos de oposición. Los liberales con un gobierno mayoritario, contaron con gran margen de maniobra porque los partidos de oposición han sido incapaces de canalizar el descontento ante las medidas de austeridad del gobierno Couillard.
Valga señalar que el Partido Quebequense estuvo en la sombra. Aun no se repone de la derrota histórica sufrida por la ex primer ministro de Pauline Marois, que perdió el poder, por primera vez para un partido en el Quebec moderno, apenas después de 18 meses de gobierno minoritario. El nuevo jefe Pierre Karl Péladeau, todavía se declara en rodaje, y sigue afectado por el descrédito creado por sus anteriores posiciones antisindicales y que es el mayor magnate de la prensa quebequense. Los llamados de Pierre Karl Péladeau, para reactivar la causa por la independencia de Quebec, no han dado aún resultados en el discurso público. Véronique Hivon que tiene esa pesada tarea, aun no consigue interesar los otros partidos para formar un frente amplio inspirándose de la movilización catalana. Lo cierto es que no puede citarse un expediente en que el PQ haya conseguido imponerse.
Por su parte, la Coalición Avenir Quebec de François Légault, sigue con su permanente crisis de identidad y sin poder imponerse como alternativa a los dos partidos tradicionales, el PQ y el PLQ. A pesar que abandonó la idea de no pronunciarse sobre el rol de Quebec en Canadá y el debate constitucional, resucitó la tercera vida del autonomismo Duplesista, que era la imagen de la Acción Democrática de Quebec, la ADQ de Mario Dumont.
Quebec Solidario por su parte, ha hecho denuncias apropiadas. Fue un éxito que consiguiera que los bancos se justificaran frente a los paraísos fiscales. También se mantiene como conciencia de la Asamblea Nacional en varios expedientes. Sin embargo, no ha conseguido ligarse al movimiento contra la austeridad. Algunos estimamos que se encamina, para acercarse al poder, en seguir el peligroso camino adoptado por el NPD federal de moderar sus posiciones de izquierda, en lugar de convencer la población de la justeza de sus principios.
Creemos finalmente, que el año 2015, tiene riesgos de pasar a la historia como el año del desmantelamiento definitivo de llamado modelo quebequense. Lo peor es que tanto la clase política como la élite quebequense parecen estar de acuerdo, son saber a ciencia cierta las consecuencias de botar el bebé con el agua del baño.