Quebec: informe de la Comisión Charbonneau

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Comisión Charbonneau

El martes 24 de noviembre, se publicó finalmente el esperado informe de la Comisión Investigadora sobre la Concesión de Contratos Públicos a la Industria de la Construcción en Quebec, más conocida como la Comisión Charbonneau. La decepción ha sido casi unánime.  
El informe no corresponde a lo que esperábamos quienes seguimos las audiencias de la comisión Charbonneau. La jueza France Charbonneau hizo una breve presentación, no respondió a preguntas escudándose en el derecho de reserva. A diferencia de la presentación de otros informes de comisiones, esta vez los periodistas no pudieron informar adecuadamente, porque no tuvieron acceso anterior al informe para estudiarlo e informar adecuadamente al público.
El informe es de una prudencia excesiva a pesar que detalla un problema real y sistémico de colusión y corrupción que es mucho más enraizado de lo que podía pensarse.
La Comisión Charbonneau propone 60 recomendaciones, pero no identifica o amonesta personas responsables o en situación de autoridad que no asumieron sus deberes. Tampoco extrae todas las conclusiones apropiadas sobre el impacto de la corrupción y la colusión en el financiamiento político de los partidos provinciales.
Algunos argumentan que la Comisión evitó amonestar individuos o partidos específicos para evitar procesos por difamación interminables como ocurriera con la Comisión Gomery que investigó el escándalo del programa de comanditas. Como se recordará, la Comisión Gomery amonestó hasta el primer ministro de la época, Jean Chrétien y le hizo pagar un alto costo político al partido Liberal federal en Quebec, donde los electores lo castigaron con muy baja votación hasta las últimas elecciones.
Está claro que la Comisión Charbonneau no tendrá el mismo efecto. Aunque muchos atribuyen la derrota de Jean Charest a los efectos de las audiencias de la Comisión, el periodo de castigo duró el espacio del breve gobierno minoritario de 18 meses de Pauline Marois.

La disidencia de Renaud Lachance

Los liberales jubilan porque uno de los comisarios les absolvió. En efecto, la disidencia de uno de los dos comisarios de la Comisión que contradijo la presidenta en una nota discordante que aparece en la página 707 del informe. Renaud Lachance afirma que ningún elemento de prueba permite establecer un lazo ni directo, ni indirecto entre las contribuciones a un partido político provincial por las empresas.
Esa es la principal frase que usan ahora todos los tenores del Partido Liberal para cerrar definitivamente el capítulo de su responsabilidad en la corrupción.
Los partidos de oposición denuncian la recuperación partidista por el actual gobierno liberal de esas cuatro páginas de un voluminoso informe de 1740 páginas. Michel C. Auger, animador de Radio Canadá avanza la explicación de que la disensión de Renaud Lachance se debió a que cuando era Verificador general de Canadá no había dado importancia a la colusión en el Ministerio de Transportes en su informe 2009-2010 y no juzgó necesario transmitir los expedientes que presentaban problemas de colusión a la policía. Si Lachance hubiera endosado el informe de la Jueza Charbonneau, es como si se hubiese criticado o amonestado a sí mismo.
En esa perspectiva, es lamentable también que el gobierno Charest no haya reemplazado al tercer comisario de la comisión, Roderick MacDonald quien falleciera de cáncer en junio de 2014. Ese profesor de la Universidad McGill, nunca se incorporó a la comisión. El hecho que uno de los dos comisarios tenga una opinión distinta sobre ese importante tema, resta validez a las revelaciones surgidas en la Comisión Charbonneau. Algunos caricaturistas recomiendan que Renaud Lachance debe concurrir al oculista, por no ver el lazo por lo menos indirecto evidente entre la entrega de contratos y las solicitudes 100 mil dólares anuales frente a esas mismas firmas a que obligaba el gobierno Charest a sus ministros. Marc Bibeau y otros no serán afectados por el informe de la comisión.
Se recordará que el gobierno liberal de Jean Charest formó a regañadientes la Comisión luego de enormes presiones creadas por las investigaciones periodísticas, y las denuncias de los partidos de oposición. Todo indica que el gobierno Liberal de Philipe Couillard, utiliza la disidencia de Renaud Lachance para terminar con el incomodo informe de la Comisión Charbonneau y cerrar el expediente.
Sin embargo, las dudas persisten. El viernes 27 de noviembre, la Verificadora general de Quebec, Guylaine Leclerc, publicó un informe de acuerdo al cual, la falta de control de los contratos gubernamentales en informática favorece la colusión. Un informe devastador según los observadores. Una denuncia que se planteó en 2012.
La distancia entre las percepciones públicas y el carácter prudente del informe de la Comisión, la hacen perder credibilidad, contribuyendo al descrédito de la política y aumentan el cinismo ciudadano.

La Comisión Charbonneau visibilizó la corrupción y la colusión.

No fueron inútiles, sin embargo, los cuatro años de trabajo, el costo de más de 50 millones de dólares, los interrogatorios de más de 300 testigos y un voluminoso informe de 1740 páginas con 60 recomendaciones.
Muy por el contrario. Por un lado durante las audiencias de la comisión se confirmó lo que denunciaban las investigaciones periodísticas que destaparon los escándalos, principalmente a nivel de las municipalidades. Una de las recomendaciones de la comisión es que se debe terminar con la política de que los consejos municipales voten los contratos directamente y no sea un proceso administrativo guiado por ciertas normas, favorece la colusión y la corrupción.
Hay procesos e investigaciones en curso de la Unidad Permanente Anti Corrupción y de la policía, entre otros contra el Alcalde de Laval, entre otros contra el ex presidente del comité ejecutivo del ex alcalde de Montreal, Gérald Tremblay. También del ex alcalde de Laval Gilles Vaillancourt.
También la Comisión permitió revelar que el mundo sindical, principalmente la FTQ Construcción, era vulnerable a la penetración del crimen organizado y que existían abusos reñidos con la práctica de una Central de trabajadores y en el funcionamiento del fondo solidario. El denunciador (whistleblower) Ken Pereira, todavía vive con amenazas de muerte y debió autoexiliarse en el Oeste canadiense, luego de denunciar prácticas de Jocelyn Dupuis y otros de la FTQ construcción coludidos con la mafia. Por ello, la recomendación de la Comisión Charbonneau de protección de los dadores de alerta es muy importante si se desea terminar con la amenaza sistémica de la colusión y la corrupción.
El informe final de la Comisión confirmó que existía corrupción y que se utilizaban maniobras de amedrentamiento inaceptables como la formación carteles para que grupos de industriales monopolizaran los contratos públicos con costos aumentados en un 30%. Que la industria de la construcción estaba infiltrada por la mafia. Que las elecciones municipales se ganaban llave en mano gracias al financiamiento oculto e ilegal. Que los funcionarios del Ministerio de Transportes de Quebec (MTQ) eran corruptos y que eran a veces contratados por las firmas de ingeniería y las empresas.
El informe oficial de la Comisión (sin la disidencia de Renaud Lachance) establece que con estratagemas como la de palos blancos, se violó el espíritu de la Ley Electoral Provincial tanto por las empresas a las que solicitaban fondos como por los principales partidos políticos provinciales. El informe de la Comisión constata que de 1996 a 2011 (periodo cubierto por la Comisión) existió un lazo indirecto entre la entrega por las empresas a los partidos políticos provinciales y el proceso de concesión de contratos públicos de construcción. La principal recomendación de la Comisión Charbonneau es la de la creación de una instancia fiscalizadora permanente de los contratos de la construcción, la creación de una Autoridad de Mercados Públicos. Semejante a la que existe para los mercados financieros. También recomienda despolitizar la aprobación de los contratos y aumentar la concurrencia.

¿Y ahora Qué?

Estos y otros elementos confirman que la Comisión era necesaria. Que ella tuvo efectos benéficos en el curso de ruta pese a que al final haya desilusionado.
Sin embargo, la decepción es evidente. La Comisión no estuvo a la altura de las esperanzas que fijaron los ciudadanos y un perfume de impunidad empaña la lectura del informe.
Luego que los liberales buscan cerrar el capítulo incómodo de la Comisión Charbonneau, lo más probable que el informe y las recomendaciones sigan el destino de otras que terminaron en un estante de una oficina. El gobierno Couillard considera que ya aplicó la mayoría de las recomendaciones y el estudio de la aplicación de otras no tiene mayor urgencia. Lo importante para ellos es que el expediente está cerrado.
Sin embargo, la consecuencia debiera ser precisamente lo contrario. Muchos estiman que la colusión y la corrupción beneficiaran de la relativa impunidad que les otorga el Informe. Por otro lado, las denuncias de la adjudicación de otros contratos gubernamentales, por ejemplo en informática, en los contratos de HydroQuebec, por mencionar los más evidentes, hace temer que a pesar de los avances, resta mucho por hacer. Ciertamente, la reacción cínica es la peor consejera. Creemos que no hay que dejar que aquellos que, parafraseando la denuncia del filósofo francés Paul Valery, consideran la política, como “el arte de impedir que la gente se ocupe de lo que les concierne ” terminen ganando. La Comisión Charbonneau, cumplió una misión de educación cívica, al mostrar los procesos de toma de decisión con el dinero de los contribuyentes. Desgraciadamente no permite pasar a otro peldaño de control ciudadano sobre lo que les concierne.

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