Las nuevas denuncias de maltratos de mujeres indígenas en Canadá causaron escándalo esta semana en Canadá. En un reportaje del programa Enquêtes, [1] un grupo de mujeres indígenas denuncio que policías de Val d’Or, las sometieron a abusos y agresiones sexuales en lugar de protegerlas. Esas denuncias pusieron nuevamente a la orden del día el racismo abierto y estructural que sufren los miembros de primeras naciones en Canadá y confirman la inacción de las autoridades de todos los niveles de gobierno.
El contexto.
Es importante señalar que el reportaje en cuestión no se planteaba tocar el tema de agresiones sexuales contra mujeres indígenas por la policía. Buscaba investigar lo ocurrido a Cindy Ruperthouse, uno de los tantos casos de mujeres indígenas desaparecidas. El reportaje comenzó a grabarse en mayo pasado, en vísperas de la campaña electoral y buscaba documentar la demanda de las organizaciones de mujeres indígenas, de los líderes de las primeras naciones de Canadá y de organismos de derechos humanos sobre la necesidad de formar una Comisión Real para investigar la muerte y desaparecimiento de mujeres indígenas en Canadá. Como se recordará, el nuevo primer ministro designado de Canadá Justin Trudeau prometió acceder a esa demanda tan pronto como asuma su gobierno el miércoles 4 de noviembre próximo.
“Enquêtes” confirmó la negligencia de la policía
El programa confirmó la necesidad de esa Comisión, mostrando que la policía de Val d’Or no investigó adecuadamente el desaparecimiento de Cindy Ruperthouse, acaecida en octubre de 2014. Confirmó la negligencia de los poderes públicos cuando se trata de investigar la desaparición de las mujeres indígenas. Un trato muy distinto de la seriedad con que se investigan crímenes de violencia familiar o denuncias de desaparecimiento de mujeres blancas. Recuérdese que el 16 de mayo de 2014, la GRC ya había reconocido 1181 casos de mujeres indígenas asesinadas y desaparecidas[2] (tres veces más que en el caso de las mujeres blancas). Ese informe mostraba que la violencia intrafamiliar no explica todos los casos de muerte de mujeres indígenas, como lo plantean algunos: 38% de los casos correspondían a acciones de desconocidos. El informe revisado de la GRC en junio de 2015 abunda en el mismo sentido aunque Amnesty denuncia que ese nuevo informe no incluye los datos de Quebec o de Ontario.[3]
Denuncias de abusos sexuales de mujeres indígenas por policías
Sin embargo la emisión documentó además algo no esperado por los productores. Un grupo de mujeres indígenas denunció que 8 policías de la Sureté Quebec (el equivalente de la GRC en Quebec) desde hace años, maltrataban, agredían o abusaban sexualmente mujeres indígenas vulnerables. En toda impunidad.
Las denuncias que hicieron las mujeres indígenas maltratadas no fueron investigadas a fondo por la deontología policial. Fue durante la grabación de la emisión televisiva que el grupo de mujeres del Centre de Amistad Indígena, se atrevió a denunciar públicamente y en detalle los abusos de los policías en cuestión. Ello recuerda que al racismo y la discriminación se agrega en muchos casos el temor a las represalias policiales y la desconfianza en la justicia de los blancos, como si las personas más vulnerables tuvieran menos derecho a la justicia. Lamentablemente la experiencia indica que sin información pública, las denuncias de mujeres indígenas no tienen resultados.
Negligencia del Gobierno Couillard
La historia no termina allí. Luego de la revelación de los maltratos y agresiones sexuales, cuando se grabó la emisión, el 15 de mayo pasado, Edith Cloutier, directora del Centro de Amistad Indígena, le envió una carta exigiendo un seguimiento de las denuncias al capitán de la Sureté Quebec Jean-Pierre Pelletier, con copia al Ministro de Asuntos Indígenas Jeoffrey Kelley, a la Ministro de la Justicia Stéphanie Vallée y a la Ministro de la Seguridad Pública Lise Theriault.[4] Esa denuncia quedo sin efectos, hasta la difusión de la emisión Enquêtes, hace una semana. Ninguno de los interpelados por la carta dio seguimiento a la denuncia. Pasaron seis meses entre esa carta y el momento de difusión del reportaje.
Para justificar la negligencia de las autoridades, se argumenta que faltaban datos en las denuncias de las victimas como para pasar de simples denuncias sin fundamento a acusaciones legales contra los policías. Finalmente, los ocho policías implicados fueron suspendidos, pero, en lugar de hacer una investigación independiente, el ministerio le entregó la tarea a la Policía de Montreal. El gobierno Couillard, defiende que la policía investigue la policía, pese a que se trata un caso documentado de discriminación que es tratado como un problema de relaciones publicas por la policía.
Luego de negarse a la cita propuesta de Ghislain Picard a nombre de las primeras Naciones, el primer ministro se propone reunirse con los líderes indígenas el miércoles 4 de noviembre. Aparece abierto a analizar cómo mejorar los servicios que se les dan a las comunidades indígenas y ver si se abre una comisión investigadora especial que complete la que realizará el gobierno de Justin Trudeau.
El trato del problema por el gobierno Couillard es insuficiente. Se trata sin embargo, de una de las tantas oportunidades perdidas de corregir una situación inaceptable.
Es la primera vez que mujeres indígenas en Quebec consiguen denunciar abiertamente las agresiones sexuales cometidas por policías. Frente a las denuncias de abusos de mujeres indígenas por policías de Val d’Or, cuyo trabajo es proteger los más vulnerables, lo único que cabe para el Gobierno Couillard es una investigación policial independiente y que se castigue a los culpables como lo establece la ley. Es lo único que permitirá restablecer la confianza del público y sobre todo de los miembros de las primeras naciones.
Es evidente que esas denuncias se inscriben dentro de un marco más amplio de discriminación sistémica contra las llamadas primeras naciones de Canadá y de negligencia y falta de voluntad política de las autoridades de todos los niveles de gobierno.
¡Es verdad que no es la primera vez que policías son acusados de abusos de mujeres indígenas en Canadá! Al otro extremo, en Columbia Británica. En febrero de 2013, un informe de Human Rights Watch revelaba que mujeres en el norte de esa provincia fueron maltratadas y agredidas sexualmente por policías de la Gendarmería Real de Canadá.[5] Pero ello no es una excusa para que el gobierno Couillard se desligue del problema y debe asumir su responsabilidad que le corresponde a su nivel de gobierno provincial.
¿Hasta Cuándo?
También el gobierno federal debe asumir su responsabilidad y asumir su responsabilidad histórica con las primeras naciones de Canadá. Aunque el nuevo primer ministro Justin Trudeau prometió durante la campaña que iniciará consultas y establecerá la comisión investigadora para analizar las muertes y desaparecimiento de mujeres indígenas, todavía falta comprobar si eso ocurrirá efectivamente. A pocos días de asumir el nuevo gobierno ministerial, la agenda ya está llena de desafíos.
La historia de los estudios, de las comisiones, de las demandas indígenas es muy extensa. Puede señalarse que ya se conoce el problema. Lo que ha faltado es la voluntad política. Desde la Comisión Real sobre los pueblos indígenas de 1996, más conocida como Comisión Erasmus,[6] que confirmaba que los pueblos indígenas de Canadá ya conocían sus malas condiciones y cuyas recomendaciones no fueron seguidas por el gobierno de Jean Chrétien. El Acuerdo de Kellowna, firmado en noviembre de 2005 por el gobierno de Paul Martin iba a permitir mejorar la educación de los miembros de las primeras naciones, pero fue abandonado desde que llegó el conservador Stephen Harper en 2006. En Quebec, la famosa Paix des Braves, firmada por el gobierno de Bernard Landry y el gran jefe del consejo de los Cris en 2002, permite buena conciencia a los gobiernos de la Belle Province, pero no por ello las condiciones de vida de los indígenas son mejores que en el resto de Canadá.
La realidad es que las exigencias de los pueblos indígenas han sido sistemáticamente denegadas, como la de reformar la ley indígena paternalista y perteneciente al siglo del colonialismo. Las reivindicaciones indígenas se han manifestado desde maneras violentas como en el verano de 1990 en Oka, hasta más articuladas como ocurre con el reciente movimiento Idle no More, contra la ley C-45 del gobierno Harper en 2012.
Ciertamente, los gobiernos canadienses han reconocido sus errores y pedido perdón entre otros por la política de asimilación forzada a través de los pensionados tratada por la Comisión de Verdad y Reconciliación,[7] Pero hasta esas recomendaciones no fueron seguidas por el gobierno Harper.
Un Problema Ocultado
La situación de los pueblos indígenas de Canadá muy distinta de la del resto de la población, revela una situación de violación de los derechos de los pueblos indígenas contraria a los tratados internacionales suscritos por Canadá. Recordemos el informe de James Enaya Relator especial de la ONU para la Situación de los Derechos y Libertades Fundamentales de los Pueblos Indígenas en mayo de 2014.[8] Ese informe confirmaba las denuncias de violencia de género y la discriminación sistémica contra las mujeres indígenas en Canadá y apoyaba la formación de una comisión investigadora. Es una demanda que el gobierno conservador de Stephen Harper siempre rechazó y que ahora Justin Trudeau ha prometido respetar.
Las revelaciones de abusos, agresiones sexuales y maltratos de mujeres indígenas atribuidas a policías de Val d’Or constituyen un caso particular y concreto que debe ser resuelto con la mayor transparencia y justa y el poder judicial debe castigar como corresponde a quienes sean culpables. Seis meses de negligencia de parte del gobierno Couillard, deben ser corregidos y el primer ministro debe dejar de escudarse tras el hecho, desgraciadamente real de que es uno más de los otros tantos casos de discriminación de las mujeres indígenas y del trato a los miembros de las primeras naciones de Canadá. Debe efectivamente formar una comisión independiente además para investigar las relaciones entre la policía y las mujeres indígenas. Es lo que le corresponde en su nivel de gobierno.
Ello no significa bajar la guarda respecto de la promesa del nuevo primer ministro federal Justin Trudeau de constituir una Comisión que investigue las Muertes de Mujeres Indígenas.[9] Que se aplique el Acuerdo de Kellowna y que se sigan las recomendaciones de las comisiones sobre la situación de los pueblos indígenas de Canadá.
En todos los casos se requiere de una vez por todas que surja la voluntad política en las autoridades canadienses para detener la constante erosión de derechos y de condiciones de vida de las primeras naciones de Canadá respecto de otros canadienses. Es un desafío que compete a todos, sin paternalismo, esperando que no sea nuevamente olvidado por gobiernos preocupados de otros problemas más importantes.
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Referencias
[1] Ver la emisión enquètes del jueves 22 de octubre de 2015. http://ici.radio-canada.ca/tele/enquete/2015-2016/episodes/360817/femmes-autochtones-surete-du-quebec-sq
[2] Ver : http://www.hrw.org/news/2015/01/29/canada-growing-outrage-business-usual
[3] Ver el informe de 2015. Les femmes autochtones disparues ou assassinées: Mise à jour de l’Aperçu opérationnel national. Consultado en http://www.rcmp-grc.gc.ca/pubs/abo-aut/mmaw-fada-fra.htm
[4] Ver la carta d’Édith Cloutier ici: http://www.valdor.radioenergie.ca/InfoAbitibi/2015/10/28/sq-a-val-dor-le-gouvernement-le-savait-depuis-mai
[5] Ver el comentario en https://marcelocomenta.wordpress.com/2014/05/18/el-informe-de-la-onu-sobre-los-pueblos-indigenas-en-canada-y-la-violencia-contra-las-mujeres-indigenas
[6] Ver el informe de la Comisión dirigida por Georges Erasmus y René Dussault aquí : http://www.aadnc-aandc.gc.ca/fra/1307458586498/1307458751962
[7] Ver el informe en http://www.trc.ca/websites/trcinstitution/index.php?p=15
[8] Ver informe de la ONU en : http://unsr.jamesanaya.org/country-reports/the-situation-of-indigenous-peoples-in-canada
[9] Ver demandas de Amnesty International http://www.amnesty.ca/blog/missing-and-murdered-indigenous-women-and-girls-every-life-should-matter
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