Elecciones presidenciales en Argentina

eleccion_argentina_2015El domingo 25 de octubre más de 32.0 millones de electores argentinos deben elegir al presidente, al vicepresidente y 130 de los 257 diputados, 24 de los 72 senadores y 11 gobernadores.
El candidato favorito, es el peronista Daniel Scioli ex-gobernador de la provincia de Buenos Aires y candidato del Frente de la Victoria, que recibió el apoyo de la saliente presidente Cristina Fernández de Kirchner. Para ser elegido en la primera vuelta de las elecciones Scioli debe obtener, como exige la Constitución, por lo menos el 40% de los votos efectivos y tener una diferencia de diez puntos sobre el segundo en las encuestas. Este es el derechista candidato de la Alianza Cambiemos Mauricio Macri. En tercer lugar se ubica el candidato del Frente renovador, de la derecha peronista, Sergio Massa. Su bandera es la de la lucha contra la inseguridad. La izquierda por su parte está representada en la candidatura de Nicolás del Caño, del Frente de izquierda y de los trabajadores.
En caso de que Daniel Scioli no obtenga la mayoría necesaria, se iría a una segunda vuelta el 22 de noviembre próximo. En ese caso los observadores temen una alianza de Sergio Massa con Mauricio Macri. Sin embargo este viernes, la mayoría de los encuestadores coincidían que Daniel Scioli superaría el 40% y que era factible que gane en la primera vuelta.
Ello no garantiza sin embargo una continuidad de la corriente progresista en Argentina. Daniel Scioli fue vicepresidente durante la presidencia de Néstor Kirchner. Pero todos saben que la saliente presidenta Cristina Fernández de Kirchner, desconfía de Scioli porque estuvo asociado al peronista neoliberal y presidente del caos neoliberal en Argentina, Carlos Saúl Menem. Por ello, varios analistas argumentan que impuso a Carlos Zanini como candidato a la vicepresidencia, un hombre de confianza del clan Kirchner desde hace 30 años.
Balance de los gobiernos Kirchner
Lo primero que puede afirmarse es que cualquiera que sean los resultados, termina el periodo de 12 años de kirchnerismo como se conoce en Argentina a esa versión progresista del populismo peronista.
El gobierno de Néstor Kirchner consiguió sacar Argentina de la crisis económica aplicando un modelo pos neoliberal marcado por el desarrollo del mercado interno con intervención del Estado en la redistribución de ingresos.
Los tres gobiernos del Kirchnerismo permitieron también estabilizar la deuda externa, por lo menos hasta la reciente arremetida de los fondos buitres, que con el apoyo del juez neoyorquino Thomas Griesa, sigue cerrando Argentina a las inversiones extranjeras.
Las principales victorias del periodo kirchnerista fueron en el terreno de los valores. Por ejemplo en la defensa de los derechos humanos, al procesar los dictadores argentinos y sus secuaces. Por ampliar los derechos civiles y de la familia. Pero, aunque legalizó el matrimonio homosexual, dejó pendiente el delicado tema de la despenalización del aborto.
La crisis económica de 2008 y la reciente caída de los precios de materias primas producto de la disminución de la actividad de la economía mundial y particularmente de China, uno de los principales clientes de Argentina con la soja, han aumentado la inestabilidad económica en Argentina.
Hasta la reciente caída de los precios de materias primas, el gobierno argentino había conseguido bajar la cesantía del 20 al 7%. Los observadores estiman que la inflación se destapó a más del 20% anual y que ha aumentado el índice de la pobreza a más del 20% según algunos observadores.
Los especialistas han definido a las políticas públicas kirchneristas como neo desarrollismo o neo keynesianismo. Lo cierto es que constituye uno de los diversos intentos de los gobiernos progresistas latinoamericanos después de la crisis neoliberal de los años noventa en la región.
La crítica de la izquierda Argentina, pertinente en el marco del debate sobre el fin de los gobiernos progresistas en América latina, es que los tres gobiernos de los Kirchner profundizaron los desequilibrios estructurales del capitalismo argentino al no agregar valor a las exportaciones y mantener una alta concentración de la riqueza en pocas manos. Argentina siguió los dictados de las transnacionales que asignan un modelo extractivista a los países latinoamericanos.
Sin embargo, en espera de posiciones de transformación estructural, la ciudadanía argentina apoya en las elecciones la continuidad populista, en particular las políticas redistributivas que ampliaron el mercado interno.
Los rumbos que adoptará Argentina después de las elecciones son importantes para la región latinoamericana. Junto a Brasil, Argentina es uno de los países emergentes claves de América latina y juega un rol importante entre los llamados gobiernos progresistas de América latina.
Bajo los tres gobiernos presididos por los Kirchner, ese país mantuvo una política latinoamericanista tanto en el discurso como en el apoyo a las instancias regionales y las de concertación económica.

Las elecciones presidenciales

Cualquiera que sea el presidente elegido, el modelo neo desarrollista de la era kirchnerista está cuestionado.
Aunque Scioli no plantea cambiar la política latinoamericanista, la moderaría respecto al apoyo a la Venezuela de Nicolás Maduro y plantea ampliar las relaciones internacionales.
Scioli plantea la necesidad de flexibilizar el mercado laboral siguiendo los dictados de la economía globalizada. El está dando el mensaje a los inversionistas y mercados internacionales de que va a cambiar la política económica, particularmente en lo que respecta a las negociaciones para llegar a un arreglo con los fondos Buitre y que van a haber facilidades para invertir en Argentina. También plantea mejorar las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea permitiría abrir nuevamente las inversiones en Argentina.
Con todo, si hay una segunda vuelta, ella sería con el derechista Mauricio Macri, que plantea una política resueltamente neoliberal y el abandono de las políticas latinoamericanistas porque se inscribe claramente en el eje de la ofensiva actual de las fuerzas de derecha, en Brasil, en Venezuela y otros países para terminar con el ciclo progresista latinoamericano.

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