Hasta Siempre Fidel Castro

fidelEl viernes 25 de noviembre falleció el líder revolucionario cubano Fidel Castro Ruz a los 90 años. Pese a que había cedido el poder hace 10 años y como todo gran personaje, el fallecimiento de Fidel Castro no dejó nadie indiferente. 
Marcó su pueblo al liderar primero la revolución contra el dictador Fulgencio Batista, al transformar la gesta cubana en revolución de liberación nacional que continuó la gesta iniciada por José Martí y por declarar el carácter socialista de la revolución cubana en un famoso discurso en 1961. Es el padre de la revolución cubana del 1o de enero de 1959.

Una revolución perenne

Cuando abandonó el poder político en 2008, sus enemigos declararon nuevamente el fin de la revolución cubana. Como lo hicieron cuando Washington impuso el bloqueo económico en 1960 para poner de rodillas al pueblo revolucionario que osaba a 110 millas confrontar al imperio.
Como lo hicieron cuando el ataque de playa Girón en abril de 1961.
Cuando declaró en 1961 el carácter socialista de la revolución cubana.
Cuando se dio la crisis de los misiles en octubre de 1962.
Cuando fracasó la zafra de los 10 millones de caña de azúcar en 1970.
Cuando se desplomó el bloque de países del llamado socialismo real en 1989 y comenzó el llamado periodo especial anunciando que «bogaremos solos en un océano de capitalismo».
Fidel siempre señaló que la guerra de liberación era la parte más fácil. Que lo difícil era gobernar. Y demostró estar a la altura, porque pese a que debiese compararse Cuba con países semejantes, hoy se le compara con países desarrollados por la eficacia de sus sistema de educación, de salud, por haber eliminado la desnutrición y otros males todavía presentes en países semejantes que no siguieron el camino revolucionario.
Pero más allá de todas la críticas, la muerte de Fidel Castro pone en relieve la perennidad del proceso revolucionario cubano. Un proceso que sigue sometido a la guerra larvada que le impone el poderoso vecino y que impone un equilibrio entre el derecho colectivo a la supervivencia de la revolución y las libertades individuales. Un proceso vivo sometido a peligros constantes que desmiente los a sesudos análisis de relaciones de fuerza y la imposibilidad que un pueblo pequeño pueda plantearse construir su propio destino. Un proceso que no puede entenderse sino en el marco de la guerra permanente de parte de Estados Unidos que todavía mantiene el bloqueo económico, denunciado todos los años en la ONU

Un ejemplo continental y mundial

Con justa razón puede decirse que es el padre de Cuba moderna, contra vientos y mareas y marcó no sólo Cuba sino que la política internacional.
Un ejemplo continental y mundial de solidaridad internacional y de ruptura con dogmatismos que dominaban y dominan aun en la izquierda latinoamericana y mundial. Nada está escrito. Los pueblos forjan sus propios destinos y ese derecho internacional consagrado es su legado más claro para América latina y el mundo.
Su apoyo a las luchas de los pueblos para la liberación de Argelia, de Vietnam, en Angola, su apoyo irrestricto a la lucha contra el Apartheid, a la lucha del pueblo palestino, al movimiento de los Países No Alineados.
Apoyo a alternativas como la del proceso chileno dirigido por Salvador Allende en Chile muestran su apertura a las diversas formas de lucha que se dan los pueblos para firmar su dignidad.
Su solidaridad a los pueblos en lucha guerrillera en Salvador, Guatemala y Nicaragua, en Colombia, Venezuela, Bolivia) y los movimientos sociales que posibilitaron el retorno de los gobiernos civiles y cimentaron la ola progresista latinoamericana de los últimos veinte años .
La sobrevivencia cotidiana del proceso revolucionario cubano, forjó la solidaridad que hoy anima los pueblos latinoamericanos y las experiencias de vía propia.
Como ocurre con grandes líderes, los medios de comunicación, los gobiernos y sus enemigos pretenden reinterpretar su legado desconociendo el contexto asimétrico del imperio derrotado por Cuba. Sobrevivió a más de una decena de presidentes estadounidenses (Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton, Bush hijo) que intentaron asesinarle o terminar con diversos medios terminar con esa espina en el pie de barro del gigante del norte.
Su vida se conjuga con los grandes que han construido la región latinoamericana, desde Bolívar, Martí, Sandino, Allende y tantos otros.

El legado político de Fidel Castro

Cuando la izquierda latinoamericana y mundial está en una encrucijada luego del fracaso de la globalización neoliberal y la arremetida de las fuerzas derechistas e imperiales, Fidel Castro sigue siendo fuente de inspiración para los desafíos del siglo 21 y la contradicción esencial entre el capitalismo y la ecología, base de la crisis climática. Una fuente inagotable de inspiración en que lo fundamental de la acción política es el obtener el bienestar de los pueblos, aunque haya que combatir poderosos enemigos y fuerzas internacionales.
Es evidente que si hoy existe una izquierda progresista en América latina, si existen posibilidades de enfrentar los problemas de desigualdad social y de la crisis climática, la práctica de Fidel Castro es fundamental. Su legado es inconmensurable, porque conlleva valores universales de solidaridad y de justicia social. Creo que nada del vigor transformador de los pueblos latinoamericanos en los últimos cincuenta años podría explicarse sin la ola de emancipadora que despertó y sigue despertando la revolución cubana y su ejemplo. Es lo que le hace inmortal en el corazón de los pueblos latinoamericanos y nos hace temer este mundo gobernado por enanos

Esta entrada ha sido publicada en América Latina y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.