
La compañía Uber cobró hasta 7 veces el precio de un viaje para la fiestas de navidad y año nuevo en Montreal.
Las tarifas exorbitantes del uso del llamado sistema de consumo colaborativo de transporte de pasajeros Uber durante las vacaciones de fines año, propulsadas por el juego de la oferta y la demanda causaron gran polémica en los últimos días en Montreal. Al punto que la clínica jurídica, Juripop decidió esta semana apoyar una veintena de clientes que debieron pagar facturas entre 40 $ a 700 $, exigiendo que Uber reembolse los clientes que pagaron hasta 6 veces el precio normal de un taxi.
Para otros, como para Yvez boisvert de La Presse, se trata de consumidores que aceptaron de manera voluntaria ese aumento de costos y por lo tanto Juripop no debiera apoyarles.
Muchos se preguntan si la compañía va a defenderse planteando que no está regida por las leyes.
El ministro de Transportes de Quebec Robert Poêti criticó los precios abusivos de Uber y prometió legislar. Reconoce que es un servicio ilegal y recomienda a los consumidores de no usar Uber. Pero pocos comprenden sin embargo la actitud ambigua del gobierno Couillard que tolera el funcionamiento de una actividad que reconoce como ilegal; siendo que impone la ley, reglamentos y licencias onerosas a los taxistas para permitirles ejercer sus funciones. Contradictorio también cuando exige que las actividades o servicios que son realizadas entre individuos, estén sujetas al pago de la TPS y la TVQ con peligros de multas y hace campañas contra el mercado negro.
Ciertamente el carácter neoliberal del gobierno del primer ministro Philipe Couillard, explica esa actitud frente a la que es ahora una poderosa multinacional que aprovecha el espacio sin control del Internet.
Por su parte la compañía Uber señala que su objetivo al hacer funcionar el juego de la oferta y la demanda en la fijación de precios abusivos es de asegurar que los pasajeros puedan obtener un transporte vehicular en pocos minutos. Una práctica que divide los montrealenses.
Los consumidores de Uber defienden el hecho de que es más barato, que los choferes de Uber tienen mejor trato y que los vehículos son mejores que los de los taxistas montrealenses, quienes no se caracterizarán por un tratamiento adecuado de la clientela.
Otros critican porque, como no está sometida a ninguna reglamentación, Uber no tiene responsabilidad en caso de accidentes, los choferes no tienen licencia y Uber abusa cuando hay demasiada demanda. Se preguntan qué es lo que ocurrirá si Uber termina dominando el mercado del taxi.

Manifestación de taxistas en Montreal
La industria del taxi pierde muchos clientes producto de la competencia desleal de Uber. Por ello han hecho demandas al gobierno Couillard. También han prometido mejorar su servicio a la clientela. Han realizado acciones contra los choferes de Uber. Se trata en suma de un problema complejo en el que los taxistas no tienen mucha capacidad de presión.
Los sindicatos por su parte, y no sólo en Montreal, denuncian las condiciones de trabajo precario de los choferes de Uber como un nuevo atentado contra los derechos de los trabajadores. En el marco de una economía mundial que favorece a el aumento de las desigualdades a todos los niveles, Uber contribuye a la precarización y marca un retorno del capitalismo salvaje: Elimina la protección de los trabajadores; No tiene responsabilidades alguna en términos de seguridad pública y; Favorece abiertamente un proceso de desregulación de la actividad comercial.
Es necesario destacar que no se trata de un simple sistema de transporte colaborativo. Recordemos que Uber no es una pequeña compañía. Es una verdadera multinacional de nuevo tipo. Iniciada en San Francisco, aprovechando el espacio no controlado por los estados del Internet, la compañía ha crecido hasta instalarse en más de 310 ciudades. En 2013, Google y TPG invirtieron 3,5 mil millones de dólares. La empresa multinacional costaría ahora 17 mil millones de dólares.

En India Uber fue prohibido
Cuenta con cientos de abogados y ha hecho plegar a muchos gobiernos. Ha sido llevada a juicio en California y en Portland, entre otras ciudades. Está prohibido en Sao Paulo, Rio de Janeiro y Brasilia. También en España donde recurre a la estrategia de traslado de comida para funcionar. También en Holanda. En India luego de la violación de una pasajera por un chofer que operaba por la sociedad Uber. Parcialmente prohibida en Tailandia. La zaga de acciones y reacciones del fenómeno Uber no han terminado.
Creemos que Uber no representa una economía colaborativa facilitada por las nuevas tecnologías. Es muy diferente de un sistema que permitiría compartir entre ciudadanos bajo forma de trueque, sin intermediarios servicios de base y en base a la cercanía como ocurre con Kijiji.
Ataca el sistema de transporte en común que es efectivamente uno de los desafíos de las autoridades locales y de las comunidades. La regulación de la industria taxista, permite que este sea un servicio de utilidad pública, que complementa los autobuses, el metro y otros sistemas de compartir autos, como communauto.
Uber Es una compañía internacional que introduce lógicas lejanas al bien público en el espacio local. Se trata simplemente de un plan de negocios que es favorecido de la globalización que aumenta la prevalencia del capitalismo salvaje en el espacio local, donde los Estados aún no regulan el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación.
Ciertamente, las prácticas de Uber cuestionan la ausencia actual de medidas de control ciudadano a través de las instituciones públicas para regular el uso de tecnologías que afectan diversos aspectos de la vida de las comunidades locales.
En lugar de aseguran un mayor espacio de libertad ciudadana, terminan siendo espacios bajo el control de unos pocos conglomerados y Telecom concentran niveles inéditos de riqueza. El debate sobre la necesidad de regular esos espacios pretendidamente virtuales se da desgraciadamente en altas esferas alejadas de los ciudadanos normales y corrientes.
Hasta ahora, Washington y los Telecom han conseguido evitar que una instancia multilateral, bajo la egida de las Naciones Unidas, puedan encargarse de regular el uso del Internet y los servicios como se hiciera con el Telégrafo a comienzos del siglo XX (Con la UIT, Unión Internacional de Telecomunicaciones ). El efecto perverso es que es la democracia y la calidad de vida que sufren.
Por el momento, la reacción de los gobiernos o de las instancias municipales que regulan el transporte está influenciada por su orientación ideológica de los gobiernos. Se requiere un mayor debate y aumentar la participación ciudadana y de las organizaciones de la sociedad frente a fenómenos como el de Uber y otros desafíos del Siglo XXI.