La reciente victoria de los liberales federales con un programa alternativo a la austeridad de los años del Gobierno Harper, revelan que es una falacia que no exista otra alternativa actual que la de aplicar políticas de austeridad para equilibrar el déficit en Quebec. Es una falacia que la política de austeridad del gobierno del primer ministro provincial Philipe Couillard sea la única solución. Como en el cuento Danés de Hans Christian Andersen, El traje nuevo del emperador el traje de austeridad de Couillard es una ilusion con buen marketing.
Por ello es que el otoño quebequense no sólo ha sido anormalmente cálido desde el punto de vista meteorológico, también lo ha sido desde el punto de vista social. Son muchas las movilizaciones sociales con contra las políticas de austeridad del gobierno Couillard. Esta vez el gobierno Couillard está realizando la reingeniería del estado que trató de hacer en 2013, sin conseguirlo, el primer gobierno de Jean Charest.
Se trata de la destrucción del tejido social y fiscal que caracteriza el llamado modelo quebequense construido por el Estado desde la revolución tranquila. Una política intervencionista del estado que es diferente de lo que ocurre en otras provincias canadienses y que remonta a los años sesenta.
Es necesario recordar que en la campaña electoral de 2014, Philipe Couillard prometió efectivamente equilibrar el déficit, pero no aclaró que sería a costa de destruir el modelo quebequense. El gobierno Couillard actuó rápidamente y gracias a que luego de majadera repetición el equilibrio fiscal se transformó en objetivo en si y un enfoque consensual a la moda de las elites quebequenses.
Ello, antes que ese enfoque fuera relativizado por el recién entronizado primer ministro liberal Justin Trudeau haciéndose elegir prometiendo romper el molde de austeridad de la era conservadora. Luego que durante años la modernidad era el dominio del mercado y las privatizaciones, ahora surgen nuevas propuestas neokeynesianistas para estimular la economía.
Lo cierto es que el Quebec del primer ministro Philipe Couillard, que de liberal parece tener solamente el nombre, está más cercano de las políticas conservadoras de Harper, al imponer la austeridad como su objetivo central.
Hoy aparece claramente que no se trata solamente de hacer unos recortes momentáneos para equilibrar el déficit. Se trata en realidad de reducir la intervención del estado en la distribución de la riqueza y en su rol estructurante de servicios a los sectores más vulnerables a través de políticas públicas. Luego de meses de calma, surge la movilización ciudadana frente las consecuencias de la austeridad.
La huelga de los organismos comunitarios
Esta semana las organizaciones del llamado sector de la acción comunitaria autónoma, realizaron una huelga simbólica para denunciar las políticas de austeridad del gobierno Couillard. Se trata de más 1300 organismos que son reconocidos como un sector autónomo de organizaciones de la sociedad civil que otorgan de servicios a los sectores sociales más vulnerables. Un sector que ayuda desde los inmigrantes hasta las mujeres violentadas, pasando por los de tercera edad, de personas minusválidas y de defensa de derechos. Aunque la huelga fue más simbólica que otra cosa, es una denuncia frente a los recortes de programas sociales del gobierno Couillard y el estancamiento de la ayuda. Pese a que gobiernos anteriores reconocían la contribución del sector de la acción comunitaria autónoma, y que los servicios otorgados serían mucho más onerosos si los realiza el sector público o el sector privado. Aunque es difícil que el gobierno escuche la demanda de los grupos comunitarios, son esos los organismos que pueden paliar los efectos más negativos de los recortes en la salud, en la educación y los derechos sociales. Se trata de organismos esenciales para mejorar la calidad de vida de la población.
Los sindicatos y movilizaciones ciudadanas contra la austeridad
Lo más preocupante del ataque del gobierno Couillard contra los organismos comunitarios, es que se agrega a la eliminación de instancias de desarrollo local integrado como los Centros locales de desarrollo, las CDEC, entre otros. Esas instancias de concertación entre el estado, la sociedad civil y el sector privado eran esenciales para el desarrollo colectivo local, sobre todo en regiones y en todas sus facetas.
El gobierno decidió entregar las responsabilidades de esas instancias a las municipalidades pero sin agregar en el llamado Pacto fiscal, los dineros que permitirían que ellas contribuyan a mantener las iniciativas locales innovadoras. En muchos caos ello lleva a la muerte de iniciativas innovadoras de desarrollo local.
Ello se agrega a los recortes en el sistema de salud, a la eliminación de varias Agencias de Salud y Servicios Sociales, a recortes en el sistema educacional.
Esta semana los padres repitieron las cadenas humanas en torno a los establecimientos educacionales para denunciar los recortes que afectan los servicios a los estudiantes de todo nivel. Es importante notar que es una de las primeras veces en que los padres y sindicatos de profesores son aliados contra el gobierno de turno. Se ve efectivamente a ese nivel que la estrategia conservadora del gobierno Couillard persigue la reducción del tamaño del estado y sus servicios a favor del sector privado, que no tiene recortes a las subvenciones que recibe del estado.
Los estudiantes de la asociación sindical estudiantil, también se movilizaron esta semana para llamar a una huelga social contra las políticas de austeridad y que el gobierno Couillard haya llevado a categoría de dogma su política de austeridad.
Los 500 mil empleados de la función pública en ronda de negociación para sus convenciones colectivas de los próximos cinco años, han realizado días de huelga contra la política de austeridad. El gobierno quiere efectivamente disminuir los costos de la función pública, de la educación, de la salud y otros sectores. Aunque moderó en parte con una nueva oferta el viernes, los sindicatos rechazaron las nuevas ofertas del ministro del tesoro fiscal, Martin Coiteaux y el movimiento de huelgas esporádicas continuará probablemente hasta que el gobierno use su poder discrecional para forzar las condiciones de trabajo como lo hiciera el gobierno Charest hace cinco años.
A diferencia de otras oportunidades, los sindicatos cuentan con el apoyo de la población porque efectivamente los diversos sectores sociales ven los efectos negativos de la política de austeridad que se ha enseñoreado del gobierno Couillard.
Lo peor de todo para el gobierno Couillard, es que la victoria de su colega federal Justin Trudeau, gracias en parte a su propuesta de hacer déficits y combatir la austeridad como modelo de gestión del estado, equivale a decir que el rey Couillard está desnudo, como en el cuento de Hans Christian Andersen. En realidad otras alternativas del accionar gubernamental no solo son posibles sino que necesarias.